El estudio, publicado el martes en la revista médica británica BMJ Open, analiza 26 artículos que reportan 1.984 casos de heridos en manifestaciones, disturbios, acontecimientos deportivos y arrestos, entre otros,"la mayoría jóvenes adultos" y hombres, entre 1990 y 2007. Excluye a quienes fueron alcanzados levemente y que no necesitaron atención médica.
De este grupo, 53 personas (3%) "murieron a causa de sus heridas". La mayor parte de ellas presentaba heridas abiertas (56%) y casi un cuarto de ellas (23%), contusiones.
Entre los heridos, un 71% lo fueron de gravedad, la mayor parte "en la epidermis o en las extremidades" (manos y pies). Y a casi uno de cada seis (15,5%), el impacto le provocó una discapacidad permanente, la mayoría de las veces en la cabeza o en el cuello (principalmente, perdiendo un ojo) o el tórax.
Los casos recogidos procedían de zonas muy variadas: Israel y los territorios palestinos, Reino Unido, Estados Unidos, Turquía, India, Nepal y Suiza.
Los fabricantes venden estas balas como medios disuasorios, diseñados para causar dolores y heridas leves, siempre y cuando se respete una cierta distancia.
Pero, para los investigadores, estas no parecen ser "un medio [...] adaptado para operaciones de control de multitudes". "Este tipo de balas, en particular, debería ser objeto de restricciones [...] Se necesita establecer unas líneas directivas internacionales de manera urgente [...] para impedir heridas, casos de discapacidad y muertes inútiles", agregan.
Fuente: DocSalud