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02/05/2018

La leche materna está alterada por el aire contaminado, según la OMS

En mujeres de 11 países de Latinoamérica, entre ellos Uruguay, se comprobó la presencia de Contaminantes Orgánicos Persistentes, que se encuentran en suspensión en el aire provenientes de fumigaciones y emisiones de material particulado. En Argentina se desconocen datos.

 

En varios países latinoamericanos, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha determinado que la leche materna se encuentra alterada por los denominados  Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs), que se encuentran en la atmósfera por la fumigación con agrotóxicos y por el material particulado (dioxinas y furanos) contenidas en las emisiones gaseosas industriales lanzadas como residuos a la atmósfera, como es el caso de las plantas de pasta de celulosa.

En 2009, la OMS llevó adelante el “Plan de Monitoreo Global de Contaminantes Orgánicos Persistentes-Fase 1”, que abarcó 11 países de Centroamérica y América del Sur, entre ellos Uruguay y Perú. El estudio, denominado Calidad del Aire y de la Leche Materna, arrojó resultados alarmantes por la elevada concentración de sustancias tóxicas como el mirex, el binapacrilo y el bromuro de metilo en la leche materna, que de esa forma son transmitidas por las madres a sus niños en período de lactancia.

En Argentina este estudio de la OMS nunca se llevó a cabo porque a pesar que nuestro país firmó, a nivel internacional el Tratado de Estocolmo que regula y controla los COPs, el Congreso Nacional nunca lo ha ratificado por ley.

En el caso de Uruguay por ejemplo, Enrique Leivas, en su libro “Los Gobernantes tóxicos” revela que “según un estudio de la Organización Mundial de la Salud realizado en once países de América Latina sobre la leche materna y la calidad del aire, en Uruguay ésta se encuentra contaminada por pesticidas, y sin embargo nadie dice nada”.

Leivas sostiene que en el vecino país “la leche materna presenta un considerable nivel de contaminación por Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs)” y que “por esta vía se puede determinar la acumulación de contaminantes presentes en el aire, estudio que comprendió a Montevideo y siete ciudades del interior de Uruguay, arrojando resultados alarmantes junto a la conclusión de la necesidad de continuar y profundizar ese trabajo, cosa que no se ha hecho ni está en las prioridades del Estado como lo observa la OMS, ya en los fundamentos de ese proyecto, en el que se observa que la prioridad del Estado está puesta sólo en los suelos y el agua.”

Está demostrado científicamente que la leche materna, por su alto contenido de grasa, es el medio por el cual los COPs llegan a la próxima generación y también son capaces de pasar al feto a través de la placenta. El ser humano, al estar en uno de los eslabones más altos de las cadenas alimentarias, sufre el proceso denominado de biomagnificación, es decir, el aumento de la concentración de sustancias tóxicas en el organismo. Además los COPs son persistentes porque permanecen largos períodos en el medio ambiente, llegando en algunos casos a tardar muchos años para su degradación.

Venenos sin fronteras

Los COPs son también llamados "venenos sin fronteras" por su capacidad para trasladarse a grandes distancias desde su fuente de origen a causa de las lluvias, vientos y las aves migratorias. Esto lleva a que se acumulen en los más variados ecosistemas terrestres y acuáticos, constituyéndose en una amenaza para la salud de los seres humanos.

Se trata de compuestos contaminantes porque pueden ocasionar daños a los sistemas nervioso, inmunológico y reproductivo, orgánicos porque tienen carbono en su estructura molecular, lo que les da la propiedad de una alta solubilidad en grasa. Esto provoca que tengan la característica de ser bioacumulables, ya que se depositan en el cuerpo de los seres humanos y de los animales (vacas, cerdos, aves de corral y silvestres, peces de río y de mar, entre otros).

La imposición de las semillas transgénicas y la siembra directa como forma de producción agrícola y forestal predominante, se ha generalizado la incidencia de los agrotóxicos, siendo su aplicación una práctica habitual e indiscriminada. Los pesticidas agrícolas no solo contaminan suelos, acuíferos y alimentos de origen animal y vegetal. También afectan la salud de millones de personas: trabajadores del campo, consumidores y población en general. Según un informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a partir de los datos suministrados por Gobiernos y organizaciones internacionales, todos los años mueren en el mundo 40.000 agricultores por intoxicación aguda con plaguicidas de un total de entre 3 y 5 millones de casos. Pero las intoxicaciones agudas son sólo parte visible de los daños causados por estos productos.

Que son los COPs

Los COP en general son sustancias químicas que, al no ser solubles en agua se acumulan en los tejidos grasos de animales y seres humanos. De esta manera aumenta la concentración a medida que avanza la cadena trófica: la concentración será mayor en un pez grande (que se alimenta de peces pequeños) que en un pez pequeño (que se alimenta de plancton) y más aún en la leche materna que consume un niño cuya madre haya, por ejemplo, ingerido animales contaminados por estas sustancias.

Otros problemas de salud ocasionados por la exposición a estos productos son los trastornos endócrinos, retrasos de aprendizaje, trastornos del sistema reproductivo, del sistema inmunológico e incremento en la incidencia de la diabetes.

La Red Internacional para la Eliminación de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (IPEN por sus siglas en inglés), se constituyó en 1998, durante el primer encuentro que sostuvieron los Gobiernos para establecer un acuerdo sobre los COPs. El Tratado de Estocolmo sobre los COPs, reconoce las propiedades tóxicas, persistentes, bioacumulativas y la capacidad de transportarse de los COPs a largas distancias a través de las derivas y los vientos. El Anexo A del Tratado, establece la eliminación de la producción y el uso de las siguientes sustancias químicas: aldrin, binapacrilo, clordano, dieldrina, endrina, heptacloro, hexaclorobenceno, mirex, toxafeno y los aceites PCB que se utilizan en transformadores eléctricos.

El estudio Calidad del Aire y de la Leche Materna de la OMS, arrojó resultados alarmantes por la elevada concentración de sustancias tóxicas en la leche de madres en período de lactancia, en países como Perú y Uruguay. Tres de los compuestos más peligrosos hallados son el mirex, el binapacrilo y el bromuro de metilo.

 

 Mirex y Binapacrilo

El mirex es un insecticida, considerado dentro del grupo de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP). Su uso está prohibido en Estados Unidos desde 1977 y en Canadá desde 1978, y severamente restringido en muchos países. A la fecha, en Latinoamérica, su uso está prohibido en Perú, Ecuador, México, Costa Rica y Argentina. Sin embargo, en el Uruguay no existe prohibición, como tampoco la más mínima restricción sobre su uso.

Se usa para el control de plagas en la producción forestal y en los cultivos de granja. El hecho que el mirex sea la sustancia base para combatir las hormigas cortadoras, hace que también se utilice en productos de uso doméstico y jardinería, lo cual amplifica sus impactos a niveles insospechados, ya que una gran parte de la población y en especial los niños están expuestos a sus efectos.

El mirex es una sustancia altamente resistente a la biodegradación y con una vida media de más de 10 años en sedimentos, siendo uno de los insecticidas más estables y persistentes en el ambiente. La principal acción de este tipo de sustancias es sobre el sistema nervioso, pudiendo promover híper excitación del cerebro y convulsiones, así como trastornos en el sistema reproductivo ya que es fetotóxico y puede producir defectos congénitos en el feto; actuando además como disruptor del sistema endócrino y supresor del sistema inmunológico. Ha sido catalogado como posible carcinógeno en seres humanos.

El Binapacrilo es un plaguicida prohibido, en todas sus formulaciones por ser extremadamente dañino para la salud humana y el medio ambiente. Está designado como un producto químico CFP, y está catalogado como posible carcinógeno de efecto fetotóxico.

Esta sustancia es muy tóxica para los peces y puede ser absorbida por la piel humana cuando se aplica por medio de rociado en plantaciones o en aerosoles de uso doméstico y, si se aplica con temperaturas superiores a los 20 grados, alcanza una concentración peligrosa en el aire.

 

Bromuro de metilo

El bromuro de metilo (BM) es un desinfectante de amplio espectro muy utilizado en suelos. La Agencia de los Estados Unidos para la Protección del Ambiente (EPA) clasifica a este biocida como de categoría toxicológica I, es decir, la más alta.

Según la EPA, para su manipulación y aplicación se requiere de la intervención de aplicadores certificados, lo que permite disminuir los riesgos para las personas y el ambiente, práctica que no se realiza en Argentina. Además de producir graves efectos en la salud de los trabajadores agrícolas, el BM en es utilizado en nuestro país en la producción hortícola en invernaderos, como es el caso de la mayoría de los cultivos de tomate, morrón, melón y pepino. También se utiliza en las plantaciones de tabaco y en la desinfección de sustratos para la producción de plantines hortícolas y forestales.

 

Fuente: Máximaonline

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