La reforma tributaria que anunció este martes el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, cambia el actual esquema impositivo de las naftas y del gasoil. Los combustibles pasarán a ser gravados por dos montos fijos, uno de ellos determinado por la cantidad de emisiones de C02 y el otro de forma tal que no altere la carga tributaria actual.
El tema ya había sido trabajado por el ministro de Energía, Juan José Aranguren, con los equipos técnicos del Gobierno en la Fundación Pensar, antes incluso de que Mauricio Macri ganara las elecciones de 2015.
El objetivo de los cambios en el surtidor apunta a reducir la volatilidad de los precios. En otros términos: cuando los principales componentes que conforman los valores de las naftas y el gasoil aumenten, los impuestos bajarán, mientras que cuando los primeros bajen, los segundos subirán.
Dujovne lo puso en estos términos: "Cuando varíe el tipo de cambio real o el precio del petróleo, la nueva estructura del impuesto funcionará como amortiguador y el precio de los combustibles variará menos que bajo la estructura actual".
Eso hará, según el pronóstico del ministro de Hacienda, que el tipo de cambio y el precio del petróleo influyan menos sobre los precios locales.
En paralelo, se modificará el impuesto a los combustibles para que dependa de la cantidad de dióxido de carbono emitido. "Inicialmente afecta a combustibles líquidos y de 2020 en adelante se aplica sobre gas natural, GLP y carbón", sostuvo Dujovne, quien prometió que "se respetarán los pagos a cuenta, las reducciones por zona geográfica, exenciones y asignaciones específicas de recursos actuales".
