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31/05/2018

Urribarri: el impensado aliado de Macri en Entre Ríos

El exgobernador arma su propio partido con sello K. Acorralado en la justicia por causas de corrupción, presiona al PJ para no quedar afuera de 2019. Su intento de dividir el peronismo es la única chance que tendría el macrismo en la provincia. Ya recibió fuertes críticas internas.

 

El exgobernador Sergio Urribarri, a punto de ir a juicio por “los delitos de negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública, peculado y fraude a la administración pública” y acorralado por otras causas de corrupción, mientras se escuda en los fueros legislativos por su actual rol de diputado provincial (es además presidente de la Cámara), pretende posicionar su desgastada imagen pública con un partido propio –fuera del PJ- junto a otros de dirigentes del kirchnerismo entrerriano tan desgastados como él (Pedro Báez -a punto de ir al mismo juicio con el exgobernador-, Blanca Osuna, Julio Solanas, Juan Huss, etc): Partido de la Victoria. En la elección de 2017 quedó en evidencia que los nuevos tiempos políticos obligan al exgobernador a dar paso a “otro peronismo”, pero por sobre todo su capacidad de daño: la posible división del peronismo que pretende formalizar es hoy la única chance para que Cambiemos vuelva a sentirse competitivo en Entre Ríos.

Urribarri viene organizando eventos en la provincia con dirigentes nacionales del kirchnerismo para reivindicar la “década ganada”, e incluso a nadie escapa que por lo bajo ha intentado erosionar la figura del gobernador Gustavo Bordet (presidente del PJ) con mensajes y declaraciones de terceros promocionados en las redes sociales.

La jugada más reciente y con mayor daño político fue la derrota del peronismo en las legislativas del año pasado.

Más allá de mostrarse dentro de la construcción del gobernador Bordet, Urribarri fogoneó y bancó al exdiputado nacional Jorge Barreto (Unidad Ciudadana) en las PASO (que basó su precandidatura en las críticas a Bordet).

Todos saben que esos votos (que obtuvo Barreto) no acompañaron a la lista ganadora dentro del peronismo en la elección general.

La derrota electoral del peronismo, que benefició a Cambiemos en 2017 con una mayor diferencia de votos que la obtenida en las PASO, donde todos los sectores peronistas tuvieron la oportunidad de participar, tuvo nombre y apellido: Sergio Urribarri.

Ahora, la idea de esta nueva agrupación kirchnerista con intenciones de conformarse en un partido político, refuerza la “funcionalidad de Urribarri al partido del presidente Mauricio Macri”, que atraviesa hoy su peor momento político de cara a las elecciones del 2019.

Ya hay quienes hicieron notar públicamente su rechazo.

El presidente del Consejo Departamental del Partido Justicialista de Concordia, Juan Carlos Cresto, se “enteró” por uno de los consejeros locales de que “el ex gobernador Sergio Urribarri desembarcó -sin aviso- en el local de calle Güemes (sede del PJ) para anunciar “su nuevo partido por fuera de la estructura partidaria peronista”.

Esa promoción partidaria dentro de la sede del PJ, para publicitar una estructura electoral por fuera del partido, generó la reacción de Juan Carlos Cresto –padre del intendente de Concordia- quién dijo que le “llama la atención que no me hayan avisado de la reunión. Acá cuando realizamos reuniones o eventos, se avisa previamente o se solicita por nota como corresponde. Tenemos un partido de puertas abiertas. Pero yo me enteré sobre la hora”, criticó el dirigente.

Cresto agregó que “si vino a presentar su partido se equivocó de lugar, eso lo tiene que hacer en la Justicia. El Pato (Urribarri) tiene que reconocer que tiene que dejar a otros compañeros, él debería estar en un depósito y dejar la vidriera a la renovación del peronismo”, fustigó.

 

El Partido de la Victoria (de Cambiemos)

Una lectura rápida podría interpretar esta jugada de Urribarri como un elemento de presión para posicionarse y negociar en la interna peronista que, se descarta, tendrá a Gustavo Bordet como candidato a la reelección en la provincia. En un momento judicialmente delicado para el exgobernador por las causas de corrupción que lo acorralan, y políticamente más complicado aún: todos los sondeos miden a Urribarri con una imagen negativa que supera el 80 por ciento.  

Pero no puede soslayarse un análisis más profundo, más allá de la derrota que sufriría en una nueva interna.

Si la idea del posicionamiento interno (presión para negociar) no logra resultados, atento a que Urribarri hoy resta mucho más de lo que suma (al igual que muchos dirigentes enrolados en el kirchnerismo entrerriano), la implicancia de promover una ruptura en el peronismo (que en otros tiempos criticó), por insignificante que sea, es una posibilidad para Cambiemos, que atraviesa su peor momento político a nivel nacional por el desgaste que sufre el presidente Macri ante la situación económica y social del país y que tiene en Entre Ríos una interna feroz entre la UCR y el PRO, con el agravante de la delicada situación judicial del intendente de Paraná, Sergio Varisco, por una causa por narcotráfico que ha dinamitado sus aspiraciones y abona las especulaciones sobre la durísima derrota que podría sufrir la alianza macrista en Paraná, clave en una contienda provincial.

De consolidarse el partido del “Pato” (Urribarri) -por fuera del PJ - sus integrantes ¿deberán renunciar a sus afiliaciones y cargos partidarios en el peronismo?.

La posibilidad, aunque bien vista por un gran número de militantes en toda la provincia que debieron autoexiliarse durante la década del “dedo”, resulta incomprensible en el actual contexto, en el que después de muchos años, el PJ tiene la posibilidad, reforma política mediante, de transformarse en un peronismo democrático en el que todos los sectores internos dejen de lado el apriete para jugar y empiecen a mostrar sus verdaderas cartas.

Esa posibilidad asusta al exgobernador.

Ya quedó demostrada su escasa competitividad en la elección de 2017: la lista que impulsó (Barreto y compañía) no logró siquiera los votos para integrarse por la minoría.

Quedó en evidencia en aquella elección que Urribarri no puede encarnar los nuevos tiempos políticos, sin embargo apuesta a su capacidad de daño: la posible división del peronismo que pretende formalizar aparece como la única chance para que Cambiemos vuelva a sentirse competitivo en Entre Ríos.



 

Fuente: Noticiauno

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