En un raid mediático de baja repercusión, el exgobernador Sergio Urribarri intentó confundir a la opinión pública (mintió) sobre su decisión política de erosionar al PJ para posicionarse en un escenario electoral en el que no cotiza. Mandó a crear un partido por fuera del peronismo acorralado por las causas judiciales que lo tienen a un paso del banquillo de los acusados por hechos de corrupción. Luego intentó tergiversar esa acción y apeló a lo más bajo: se victimizó.
Urribarri calificó de “operación mediática terrible” a la verdad expresada en algunos medios: Promueve un partido político por fuera del PJ.
También dijo estar “estigmatizado” cuando se publica que está a punto de ir a juicio por hechos de corrupción: Las causas tramitan en la Justicia.
Tras la publicación de NOTICIAUNO: “Urribarri: el impensado aliado de Macri en Entre Ríos” y luego de conocerse los nombres que integran el partido que promueve, el exmandatario K dio una entrevista que más tarde repartió él mismo con formato de comunicado para tergiversar la realidad y atacar a la prensa crítica.
Dijo –en ese comunicado- que sigue perteneciendo al PJ (aunque está formando un partido por fuera), que es víctima de una estigmatización pública (aunque está imputado en causas de corrupción) y que la publicación que reveló sus acciones políticas personalistas es una “operación mediática terrible”.
Pero la realidad, es la única verdad: Urribarri avala, apoya y promociona un partido político en formación por fuera del PJ.
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En política esa actitud es un acto de traición, más aún cuando quien la promueve es vicepresidente del propio partido al que intenta erosionar, con un accionar que persigue solo una aspiración personal: tomar cierto estado público (como dirigente político) fuera de las causas de corrupción que pesan sobre él y su círculo de mayor confianza.
Urribarri trató de traidor al exgobernador Jorge Busti cuando conformó el Frente Entrerriano Federal, en pleno conflicto del kirchnerismo con el campo.
Ahora, Urribarri, que solo aparece en las noticias por sus causa judiciales y las de sus allegados directos, intenta victimizarse sin razón y autodefinirse como “estigmatizado” ante la opinión pública.
O lo que es peor, acusar de “operaciones mediáticas terribles” a las publicaciones de sus tropelías internas, aquellas que lo llevaron a ser uno de los operadores destacados de la construcción política que lo ubicó en el gobierno de la provincia.
La viveza criolla, el oportunismo, las traiciones y las jugadas personalistas que fueron en su momento aplaudidas por su séquito, aunque alejaron a miles de militantes del partido, y que se catalogaban (cerco mediático mediante) como la “inteligencia política del Pato”, hoy ya sin el poder que supo ostentar, claramente desnudan los rasgos más detestables de la vieja política.
La vieja política que puso en peligro el triunfo del peronismo en las elecciones de 2015, cuando insistió con figuras como la exintendenta Blanca Osuna para su reelección, causando una derrota histórica del PJ en Paraná, que casi desestabiliza el triunfo de su propio candidato: Bordet.
Sin mencionar la digitación de candidaturas que hizo bajar vía presión o condicionando a otros que se presentaron como alternativa. El precandidato a intendente de Paraná, Gastón Grand, es un claro ejemplo.
Pero “al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen”, dice el Martín Fierro.
Que Urribarri, en su ocaso político, intente descalificar el trabajo de los medios no es novedad.
Que intente victimizarse, tampoco.
Pero que quiera desmentir una realidad de la que él mismo es artífice - la creación de un partido por fuera del PJ -, eso sí, es una mentira “terrible”.
Fuente: Noticiauno