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29/08/2019

Una medida al límite, entre el default y el cepo

El drenaje de Reservas y la negativa del mercado a renovar deuda de corto plazo hizo que no alcanzaran los dólares para pagar la deuda y a la vez defender el peso como estaba previsto. El FMI ya lo reconoció.

 

La reestructuración voluntaria de la deuda nacional que propuso este miércoles Hernán Lacunza fue una finta más o menos elegante a un default generalizado que el mercado ya había declarado como inminente al hacer disparar el riesgo país a los 2.112 puntos básicos, el valor más alto desde el canje de 2005. Esta medida, que llegó luego de que se reuniera con Sandleris y los representantes del FMI, busca precisamente darle poder de fuego al Banco Central y contener la sangría de dólares sin recurrir a un cepo, lo que equivaldría a una claudicación de la esencia del programa económico de Macri.

Con menos de 57.000 millones de dólares de Reservas Internacionales, según los datos provisorios del Banco Central, de los cuales menos de 15.000 millones son Reservas Netas y perdiendo de a 4.000 dólares por semana, las cuentas mostraban que era difícil seguir interviniendo en el mercado cambiario para contener el tipo de cambio, que dio un salto del 28,8% desde las PASO y a la vez cumplir con el cronograma de vencimientos de deuda en moneda extranjera.

Si se hubiese dejado de pagar la deuda por falta de dólares, Macri habría terminado su mandato con un default. De haber insistido en el pago de los vencimientos y limitando el poder de fuego del Banco Central para contener la suba del dólar, corría el riesgo de un nuevo salto cambiario que llevara a un nuevo salto de inflación que recordara al final del gobierno de Alfonsín.

Las terceras opciones son malas palabras como corralito o cepo, es decir, una limitación al sector privado para la adquisición de dólares o bien a hacer contantes y sonantes los dólares en sus cuentas bancarias. No en vano, los ahorristas sacaron 2.400 millones de dólares de sus cuentas en la primera semana tras los comicios.

Por eso, Lacunza decidió un default selectivo solo con los inversores institucionales y acotado a la deuda de corto plazo, porque les pagará el 65% de los vencimientos con 6 meses de demora, para darles prioridad a los ahorristas pequeños y a la estabilidad cambiaria.

"A la mañana podemos anunciar una medida reactivante, pero, sin estabilidad, a la tarde se licuó", reconoció el ministro en una suerte de autocrítica por el paquete de medidas anunciado por Macri la semana pasada con el dólar a $3 menos.

De acuerdo a datos de la consultora EcoGo, con este default selectivo el Gobierno puede descomprimir su programa financiero en unos 4.000 dólares. Es decir, Lacunza le otorgó a Sandleris más poder de fuego para contener el dólar antes de fin de año.

E hizo hincapié en dos cuestiones. Primero que el país no tiene problemas de solvencia y que pagará "sin quita de capital ni de intereses" el resto de sus obligaciones, pero pidiéndole a los acreedores un mayor plazo para hacer frente a los vencimientos. Y, en segundo lugar, en que el dólar está muy por encima de su precio de equilibrio y Sandleris no debiera necesitar tantas divisas para evitar un nuevo salto en el tipo de cambio.

Las lecturas pueden ser muy divergentes y crece en el mercado la expectativa por la reacción de mañana -por este jueves- . Si se lo ve como un manotazo de ahogado, los ya deprimidos bonos nacionales se desplomarán y se acelerará la pérdida de Reservas. Si se lo ve como una respuesta pragmática para salvaguardar la continuidad democrática con una cambio de mando el 10 de diciembre -al que Lacunza denominó como "un mérito conjunto entre el presidente entrante y el saliente que los ciudadanos agradeceremos"-, puede ser que baje el agua que ya está al cuello.

'El personal entiende que las autoridades han tomado estos pasos importantes para hacer frente a las necesidades de liquidez y para salvaguardar las reservas', reconoció el FMI.

"Esto es un default técnico para los tenedores que tienen que ir al canje compulsivo. Los precios de los bonos ya tienen incorporado el escenario de default. El tema es que el problema de liquidez actual puede seguir deteriorando los fundamentos de deuda a PBI y desuperávit fiscal necesario para estabilizarla al punto de convertirse en una especie de profecía autocumplida que terminen desembocando en una crisis de solvencia por culpa de la inestabilidad política", dijo Federico Furiase, economista y director de Eco Go a LPO.

"No me queda claro que con esto van a calmar la presión cambiaria. Se ahorran dólares del lado del programa financiero pero a la fuerza de un canje compulsivo con fondos institucionales que le genera un problema de liquidez si sigue el rescate de minoristas. Y por otro lado, la incertidumbre estructural sigue siendo la misma en términos de la transición, del desembolso del Fondo y sobre cuál será el programa económico a partir de 2020. Y no hay mucho que pueda hacerse desde Hacienda para despejar esta incertidumbre", agregó.

De momento, los Fondos Comunes de Inversión (FCI) de bancos ya están informando a sus clientes que no podrán retirar sus cuotapartes porque quedaron alcanzadas por este default selectivo. Y las calificadoras de deuda apuran reuniones para ver si cambian la calificación de la Argentina.

El otro punto a destacar es que el "reperfilamiento voluntario" deberá sí o sí pasar por el Congreso. Y no hay garantías de que llegue a tiempo la descompresión de los plazos para que las Reservas alcancen a navegar la tormenta.

Es que, aunque el Gobierno quiera adelantarlo, tiene las manos atadas para hacer una propuesta sin quita ni de capital ni de intereses: la jurisprudencia respecto del artículo 65 de la Ley de Administración Financiera le prohíbe al Ejecutivo hacer una reestructuración de la deuda con esas características. En diciembre del año pasado, como consignó LPO, el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, intentó que el Congreso derogara ese artículo.

Y finalmente el punto álgido del anuncio es que Lacunza hizo público que concuerda con Alberto Fernández en que, gane quien gane, es necesario renegociar los plazos de pago con el FMI para alejar el fantasma de default entre 2020 y 2023. En este sentido, el FMI deberá decidir si le da en septiembre al país los 5.400 millones de dólares tras la quinta revisión, tal y como dio por descontado este miércoles el Secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, o si lo suspende a pesar del cumplimiento de las metas intermedias y avanza desde ahora con Lacunza como intermediario en una nueva renegociación.

La respuesta del FMI a estos anuncios fue escueta. Mientras Roberto Cardarelli vuelve a Washington, el vocero del organismo, Gerry Rice, aseguró que "Con respecto a la operación de la deuda anunciada hoy por las autoridades argentinas, el personal del Fondo está en proceso de analizarlas y evaluar su impacto. El personal entiende que las autoridades han tomado estos pasos importantes para hacer frente a las necesidades de liquidez y para salvaguardar las reservas".

"El personal permanecerá en estrecho contacto con las autoridades en el período adelante y el Fondo seguirá al lado de la Argentina en estos momentos desafiantes", agregó.

 

* Por Marcia Dell'Oca - LPO

 

Fuente: LPO

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