Entre deuda flotante y consolidada, Entre Ríos acumula un pasivo que ronda los 17 mil millones de pesos. Y este año, las cuentas cerrarán con más deuda: un déficit de 3 mil millones de pesos, que triplica lo previsto en el Presupuesto 2016. Preocupante.
Y las declaraciones del ministro de Economía de Entre Ríos, Hugo Ballay, sobre la situación económica y financiera de la provincia no hacen más que sumar preocupación.
El exfuncionario urribarrista admitió que el escenario es “complicado” por el impacto que tiene la deuda heredada del urribarrismo por el gobierno de Gustavo Bordet.
Dicho de otro modo, el ministro Ballay, que comandó –y estrenó- la Jefatura de Gabinete del gobierno de Sergio Urribarri, encendió una luz roja sobre la deuda que dejó aquella gestión de la que formó parte, a la gestión de la que ahora –también- forma parte.
Como sea, los datos objetivos dados a conocer por el funcionario demuestran, el peso que tienen en la actual administración los compromisos asumidos por el exgobernador Urribarri, y el incierto panorama nacional del que Entre Ríos no puede escapar.
En ese sentido, Ballay precisó que en comparación con igual periodo del año pasado, entre el 1 de enero y el 31 de agosto de este año los ingresos de Entre Ríos crecieron solo un 29 por ciento y los gastos aumentaron un 44 por ciento. “Por eso todos los meses estamos mirando la caja todos los días para cumplir con los compromisos”, graficó.
El titular de la cartera económica explicó que los gastos provinciales se incrementaron casi en la mitad como consecuencia de la inflación, y que “lamentablemente, los ingresos no han acompañado ni siquiera la inflación”, porque “tenemos un país que está parado y por ende impacta en el cobro de impuestos”.
Como consuelo, Ballay comparó que la situación de Entre Ríos es similar a la que atraviesan el resto de las provincias, y que “al Gobierno nacional le pasa exactamente lo mismo”.
Volviendo al tema de la herencia, el ministro anunció que hay dos noticias para los entrerrianos: una buena y una mala.
La buena es que “el stock de deuda total es el más bajo que tuvo la provincia”, porque actualmente la deuda (incluida la que dejó “su” gestión anterior) representa casi la mitad del Presupuesto. “Esa es la parte buena de la noticia”, dijo.
La mala es que Sergio Urribarri dejó “vencimientos muy importantes que operan este año y el año próximo. Y ese es uno de los temas pesados que se transfiere en lo financiero. Por eso cuando uno ve una proyección, superado el 2016 y 2017, la carga de la deuda para el 2018 en adelante baja sustancialmente”.
Pero el futuro no es tan negro.
La buena es que para salir de este laberinto el gobierno provincial ha centrado sus expectativas en el endeudamiento en el mercado internacional por hasta 750 millones de dólares. Salida que depende de la autorización del gobierno nacional, algo que algunos descartan por la estrechísima relación del gobernador Gustavo Bordet con la Nación.
La mala es que en las últimas horas el ministro de Hacienda de la Nación, Alfonso Prat Gay, frenó la toma de deuda externa a cuatro provincias apremiadas por sus rojos, entre ellas la estrechísima Entre Ríos.
El temor de gabinete económico nacional es que las provincias se endeuden con el argumento de “financiar obras” y terminen utilizando recursos frescos para gastos corrientes.
Y que todo culmine en un proceso similar al de las crisis fiscales de las provincias a fines de los 90, agobiadas por el endeudamiento externo, uno de los gérmenes de la eclosión de 2001.
Fuente: Noticiauno