"América latina registra niveles de evasión históricamente elevados y la Argentina no escapa a esa realidad”. La frase, extraída del estudio “El ABC del sistema tributario argentino” publicado por CIPPEC en julio último, describe la problemática que enfrentan los Estados de la región para recaudar impuestos y combatir la evasión fiscal. De hecho, el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2016 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) concluyó que la evasión fiscal en América latina alcanzó en el año 2015 los US$ 340.000 millones, cifra que representa el 6,7% del PIB regional.
Sin embargo, una iniciativa llevada a cabo por la municipalidad de Santa Fe en 2009 pareciera haber encontrado una fórmula para hacer frente al problema. Así, al menos, lo consideró en abril último el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tras analizar los resultados de la propuesta.
En los primeros meses de 2009, el municipio de la ciudad de Santa Fe impulsó una iniciativa basada en premiar a quienes cumplen con sus obligaciones en lugar de aplicar castigos a quienes no lo hacen. Entre sus habitantes, seleccionó únicamente a aquellos contribuyentes que estuvieran al día con el pago de sus impuestos a la propiedad. De los más de 72.000 que tenían sus cuentas al día, se eligió -mediante un sorteo- a 400 hogares a los que le construirían o renovarían la vereda frente a su propiedad. Dichas refacciones tendrían un costo promedio equivalente a unos 10 años de impuestos.
Un estudio elaborado por el BID en abril último asegura que la propuesta santafecina logró un cambio de comportamiento entre los habitantes y aumentó el pago de impuestos. “Una política innovadora puesta en práctica en una municipalidad en la Argentina dejó enseñanzas muy valiosas para el diseño de premios que buscan aumentar la recaudación impositiva a largo plazo y conseguir un efecto derramehacia terceros”, destacó el informe.
De acuerdo con Carlos Scartascini, uno de los investigadores del BID que analizó la propuesta, la eficiencia del sistema propuesto por la municipalidad de Santa Fe “radica en la visibilidad del premio y en la construcción de una nueva relación entre la municipalidad y el contribuyente, más amigable”. Y agregó: “En general, los premios tienen efecto solo entre los que lo reciben directamente, pero no sobre otros”.
Scartascini explicó que “el pago aumentó especialmente en áreas donde había mala provisión de servicios públicos y la acera se destacaba más”. Y detalló: “Fue 15 puntos porcentuales más probable que los vecinos morosos pagaran sus impuestos (7,5% de manera inmediata). Estos resultados se mantuvieron a largo plazo”.
El análisis también arrojó que, una vez que las veredas fueron construidas y los ciudadanos pudieron ver el trabajo realizado, fue 7 puntos porcentuales más probable que quienes recibieron el beneficio pagaran a tiempo durante los tres años siguientes en relación al resto de contribuyentes que estaban al día pero no lo obtuvieron.
La iniciativa evaluada por el BID se enmarca dentro de una serie de medidas similares que se vienen tomando en el país en la última década. “En la Argentina, muchas provincias y ciudades vienen aplicando desde 2008 programas de incentivos que destacan el accionar de quienes cumplen con sus obligaciones tributarias asignándoles recompensas monetarias y no monetarias”, concluyó un trabajo publicado en 2013 por los investigadores de la Universidad de Buenos Aires Victoria Giarrizzo y Sebastián Brudersohn. Dicha investigación arrojó que, al año 2012, existían al menos 27 programas de incentivos monetarios y no monetarios a lo largo y ancho del país.
Giarrizzo, que además es autora de numerosas publicaciones sobre el tema y coautora de Economía para la evasión: La rebelión permanente, explicó a este medio que “el éxito de este tipo de medidas depende de que tengan continuidad y que los premios puedan llegar a más personas. En muchos casos, los municipios no dieron seguimiento a la iniciativa implementada. Si en lugar de premiar a un único contribuyente con una recompensa grande (como podría ser el sorteo de un auto), repartís ese mismo valor en muchos premios más pequeños para más personas, la iniciativa será más exitosa y tendrá más visibilidad”.
“Cuando las personas ven que los impuestos se destinan a beneficios visibles, son más proclives a pagar. Históricamente, los impuestos han tenido una cultura coercitiva y confiscatoria, basados en controlar y castigar. El objetivo es que se desarrolle un nuevo paradigma de incentivación, que impulse una cultura a pagar”, consideró Giarrizzo, doctora en Economía y profesora de la Universidad de Buenos Aires.
Pero la Argentina no es el único país del mundo en el que han proliferado este tipo de iniciativas. Australia, Belice, Finlandia, la India, Japón, Kenia, Corea del Sur, Sri Lanka y Uganda son otros de los países que han implementado algún tipo de premio para los contribuyentes que están al día con el pago de sus impuestos. Japón, por ejemplo, ha llegado a ofrecer como premio a algunos contribuyentes la posibilidad de sacarse una foto con el emperador. Mientras que la ciudad australiana de Victoria, por citar otro caso, implementó un concurso entre sus contribuyentes que incluyó entre sus premios la posibilidad de ganar un viaje en globo aerostático.
Fuente: Apertura