El mercado cambiario tiene como termómetro para establecer el precio del dólar a las compras y ventas de divisas que se realizan en los negocios diarios, los cuales están enmarcados en la coyuntura económica y política del país.
Este contexto hoy alterado por la falta de ingreso genuino de divisas, es el que generó que el dólar mayorista ya haya subido 7,2% en el mes, mientras que desde inicios de agosto a la actualidad ya escaló 44% y en todo el año su precio ya trepó 111%.
Esta tendencia galopante con el que se ha comportado el billete estadounidense durante 2018 contrasta notoriamente con las previsiones teóricas que realizan los funcionarios.
El lunes el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto 2019 en el que prevé, entre otros pronósticos, un dólar promedio a $40,10 para el año que viene.
A contramano de estas proyecciones oficiales, en el mercado de futuros y opciones del Rofex, el mismo lunes que fue presentado el proyecto, se negoció para diciembre que viene un precio de tipo de cambio de $44,87.
Es decir, para la City ya antes que empiece el 2019 el dólar se ubicará 12% por encima (4,77 pesos más) de lo que el Gobierno estima.
De hecho, el lunes el billete mayorista cotizó a $39,53, apenas 57 centavos menos de lo que el Gobierno presentó que valdrá dentro de un año.
Por otro lado, en el mercado de futuros Rofex, a comienzos de esta semana se operaron u$s569 millones, de los cuales más del 50% se pactó para septiembre y octubre con precios finales a $40,10 y $41,95, a una tasa implícita del 40,5% y 50,8% anual, respectivamente.
Vaya paradoja, se negocia para fines del corriente mes al mismo precio presentado por Dujovne para el año que viene.
En resumen, tal como indica el presupuesto oficial del 2019, para que el dólar cotice a un promedio $40,10, un considerado “milagro” para la City, debería ingresar al país una cantidad enorme de dólares por exportaciones y financiamiento externo, que presione a la baja el valor de la divisa en el plano doméstico.
Algo que ocurrió en el 2017 y generó un notorio atraso cambiario, pero que en lo inmediato no se observa en el horizonte de los inversores que vuelva a presentarse. Esto sucede, fundamentalmente, por la desconfianza que ronda en el ambiente respecto a cómo el Gobierno piensa resolver el déficit fiscal y el estancamiento económico, que ha llevado a que la inflación se encuentre indomable y la actividad se desplome sin pausa.
"Despejar dudas acerca de la cobertura de las necesidades de financiamiento de 2019 era importante para el sector público nacional. Pero, para que la mejora en los mercados financieros se profundicen y alcancen al sector real de la economía, se requiere cumplir con una serie de pasos adicionales", afirma el economista Gustavo Reyes en un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea.
Para enumerar que "el cumplimiento de las nuevas metas fiscales es fundamental, a lo largo de los próximos trimestres, también el rescate no traumático del stock de Lebacs que subsiste, la extensión por más tiempo de la estabilidad de las variables financieras, un punto de inflexión nítido en la escalada inflacionaria, la recuperación de la confianza de consumidores e inversores, que del frente externo no surjan noticias desestabilizadoras para emergentes".
Fuente: iProfesional