La suba que rige desde este mes afecta más a los residenciales que menos consumen y a los pequeños establecimientos como restaurantes y panaderías.
Un hogar típico de clase media de Capital Federal, de la categoría R23, que usa el gas para cocción, agua caliente y dos estufas en invierno, consumió este año 403 metros cúbicos en el bimestre junio-julio, y pagó $3.299 en dos cuotas mensuales. Con los nuevos valores que regirán desde mañana, hubiera pagado $5.061 en dos cuotas, lo que equivale a un aumento del 53,4%.
Como diría el polémico secretario de Energía, Javier Iguacel, el monto a pagar a partir de octubre va a ser menor porque vienen los meses de menor consumo. Pero también es cierto que para calcular las tarifas del próximo invierno, todavía falta el aumento que está planeado para abril y los cargos extras –para solventar a las empresas- que se aplicarán desde enero.
Las nuevas tarifas fueron subidas el viernes al sitio del Enargas, y se espera que hoy salgan en el Boletín Oficial. Además, se publicó la resolución 20 de Energía que autoriza a trasladar a los usuarios el impacto de la devaluación sobre el precio del gas ya consumido entre abril y septiembre de este año en 24 cuotas mensuales.
Los cuadros tarifarios muestran aumentos de más del 50% para los hogares con menor consumo de Capital Federal y Gran Buenos Aires que se ubican en las categorías R1 a R23, lo que significa utilizar entre 0 y 1000 metros cúbicos anuales. Un dato importante es que, según los datos del área de Metrogas, un 70% de los residenciales se encuentran en esa categoría, y la proporción se mantiene parecida en Litoral, Centro y Norte del país por razones climáticas.
En lo que se refiere a hogares con consumos superiores a más de 1000 metros cúbicos anuales, el aumento, por ejemplo, es del 31% para un hogar R31 que usa hasta 1.250 metros cúbicos anuales en Capital Federal.
En el interior un hogar de la categoría R23 pagará un 62,7% más en Mar del Plata, un 57% más en Mendoza, un 51,6% más en Córdoba y un 47,5% más en Santa Fe. En tanto, las subas son más altas en la Patagonia, ubicándose por encima del 100%, en parte porque se limitó al 50% la compensación a los consumos residenciales.
Con estos datos, no queda claro cómo la secretaría de Energía informó un aumento promedio del 34,7%, aunque tampoco se sabe si ese incremento incluye a beneficiarios de la tarifa social o todos los metros cúbicos utilizados en el sistema. Igualmente, el beneficio de la tarifa social quedó limitada al valor del gas correspondiente a un bloque mínimo de consumo mensual para cada área geográfica.
El impacto es todavía mayor que en los hogares, para los pequeños comercios como panaderías, restaurantes, peluquerías, hosterías, porque para esos consumidores el metro cúbico se encarece un 120%, considerando las tarifas de Capital Federal. En estos casos, si se considera una pequeña panadería, por un consumo de 600 metros cúbicos se pagaba hasta ahora $2.507 antes de impuestos, y ahora ese valor asciende a $5.112,40, con un alza del 104%.
Ese aumento se limita al 50% para los inscriptos en el régimen MiPymes, pero no hay datos de cuántos establecimientos están registrados como para acceder a este beneficio.
Finalmente, la puja entre el Gobierno y las petroleras sobre el precio del gas en boca de pozo se saldó con un valor de alrededor de u$s4 por millón de btu, tal como constaba en la propuesta de IEASA (exEnarsa), pero considerando el tipo de cambio vendedor del Banco Nación del 3 de octubre que se ubicó en $37,69, según establecen las resoluciones del Enargas. Es decir, se tomó parcialmente la propuesta de IEASA que proponía un dólar a $31,4.
Como en abril, la decisión oficial fue tomar el valor actual del dólar y no el futuro del Rofex como pretendían las petroleras. Pero nuevamente queda abierta la posibilidad de que la diferencia entre el tipo de cambio tomado por el Enargas y el que se verifique a la fecha en que las distribuidoras paguen el producto (el gas se paga a los 75 días), se traslade a los consumidores en el próximo período estacional que comienza el 1 de abril.
Por último, para las distribuidoras, igual que para las transportistas, se cambió la fórmula de ajuste semestral y en vez de tomar precios mayoristas, se consideró el promedio del IPIM, el índice de la construcción y la evolución de los salarios, lo que arroja una variación de alrededor del 20%, en vez del 30%. Se dice que algunas de las empresas presentarán reclamos por la modificación.
Fuente: Ámbito