Cuando observamos, que el cambio de siglo propuso para la mayoría de los países sudamericanos, dos ingredientes que llegaron para quedarse entre nosotros, las nuevas tecnologías como puerta que nos da acceso al conocimiento y la intervención de organismos internacionales con procesos evaluatorios, en término de competencias de nuestros estudiantes, constatamos, la fragilidad del Sistema Educativo nacional y de las jurisdicciones Provinciales.
Decimos fragilidad, por el que y el cómo se aplica el presupuesto en educación y los desastrosos resultados de los procesos evaluativos, tanto como las lamentables estadísticas de repitencia, deserción y desgranamiento de los estudiantes en el sistema formal de educación, junto a ello la supresión de algunas medidas contenedoras de los chicos y chicas, dentro de las Escuelas, pero, digámoslo, sin garantía de calidad ni de verdadera o auténtica promoción.
La Escuela y el Sistema Educativo, están llamados a ser fortalecidos, para ello hace falta un compromiso de la sociedad y una verdadera política que asuma, que la educación como bien social es una cuestión de Estado, pero para eso, se deben dejar fuera de los ministerios y de las Escuelas las mezquindades, las miserias humanas y poner el compromiso y la responsabilidad social verdadera, con los niños y los adolescentes en particular.
Decimos que constatamos la profundización de la grieta entre pobres y ricos, porque ello se pone en evidencia, en la auténtica falta de niveles culturales, en la carencia de paz y en el ejercicio de la violencia y bullying en los estudiantes de escuelas públicas del estado, y junto a ello, la difusión de los actos de bullying por redes sociales y el uso inadecuado de los celulares, que ahora se pretende incorporar como herramienta de enseñanza.
La grieta en el Sistema Educativo está y los propios gobernantes y docentes la profundizan al no plantear caminos de encuentro y diálogo verdadero y poner por sobre los intereses particulares los de aquellos que más necesitan, niños y jóvenes vulnerables.
Nos ocupa, ver el modo de sensibilizar a la población, para que reconozca la importancia de la Escuela y de los Educadores, para que le respeten y crean que es posible recuperar la sociedad del caos en que se ha metido por el des – orden, la crisis de valores, la incursión de las drogas y la creciente pobreza en la población, el desempleo que vuelve a crecer, y hogares que quedan tambaleando por una crisis social/económica, que no anuncia productividad y trabajo por lo pronto.
Luchar, con capacidad intelectual y con inteligencia emocional, es una exigencia de este tiempo para saber resolver los problemas y sentir y tener la capacidad de ponernos en el calzado del que sufre. No creo que los señores legisladores puedan comprender esto, en tanto se generan aumentos desmedidos, y los funcionarios del Ejecutivo tampoco en la medida que crece el empleo de “funcionarios del estado” como logro de la campaña política, y eso no contribuye a la justicia social, menos a resolver los graves problemas de la comunidad.
Consideramos injusto, los aumentos de los costos de los servicios, y el escandaloso incremento de los impuestos, no se justifican, en relación a la calidad y cantidad de servicios que se brindan, malos, y encima cada vez escuchar a los gobernantes quejarse del estado de la deuda pública, pero no hacer responsables a quienes la generaron que se hagan cargo, hay encubrimiento con mayor sufrimiento del ciudadano común, y el servicio de educación se ve decaer cada vez más.
Todo esto, señores, hace cada día más frágil, desigual y no inclusiva la educación que se brinda, si señores, podemos hablar de diferentes calidades, según la procedencia social de los alumnos, no considerando la asignación del presupuesto educativo, ni los salarios docentes que no se adecuan a los requerimientos del compromiso real que tiene un maestro o un profesor con los estudiantes.
Será hora que la sociedad se replantee donde van a parar los fondos de su esfuerzo para pagar lo que se paga y que los padres que envían sus hijos a colegios particulares, piensen que pagan dos veces el impuesto a la educación. No hay inclusión menos cohesión social en el Sistema Educativo y pretendemos con esto generar la reflexión de los llamados líderes políticos, legislativos y por qué no gremiales, Es hora de hacer justicia y dar a la Educación lo que es (merece) de la Educación
*El autor, Hugo Héctor País, es Profesor Emérito UCSF – Investigador en Educación - Presidente de ADUCSF – Consultor externo de INOEDUCA Málaga.
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