Horas antes de la finalización de un año de educación en nuestro Sistema escolar, me arriesgo decir que todos quienes integran el mismo, sienten dolor, de pérdidas, de las sorderas, de injusticias, de no cumplimiento, de NO EDUCACIÓN. No se culmina con alegría este año escolar, con tantos días de paro, clases interrumpidas por Asambleas, y promesas no cumplidas, falta de sinceridad en el encuentro y el diálogo.
Creo que la mejor educación se logra siendo CAUSA EJEMPLAR, lo que significa, educar con el ejemplo, con la propia actitud de y frente a la vida y lamentablemente, de esto, hay un paro en quienes deben hacer gala de ello resolviendo cuestiones de fondo de un crítico sistema educativo. Los docentes sufren: sí. Pero los niños y los jóvenes: son presas de este juego perverso.
Niños y jóvenes, maestros y profesores, familias y sociedad son víctimas, de un sistema educativo no acorde para estos tiempos, que no se reemplaza con la tablet o la netbook, asumamos que el mismo es obsoleto, variable, ideologizado según quién nos gobierne, que tiene unos resultados vergonzosos: altas tasas de fracaso escolar, abandono y ausencia - particularmente juvenil , unas cifras de analfabetismo funcional evidente reflejan la más cruda y dura realidad y sobre todo digamos que en las Escuelas se da, una notable incapacidad de mantener a los estudiantes entusiasmados con su propio aprendizaje. No atribuyo culpas a los colegas docentes, son parte de la “tragedia”, pero esto no es una comedia, es el escenario de la vida cotidiana que no promueve alegría.
Se debe cambiar el sistema educativo, dando mayor participación, orientada y dirigida, con capacidad de conducción, incluir en la instituciones a los padres y cooperadores, para refuncionalizar los establecimientos educativos con pedagogías alternativas, respaldar a los maestros y profesores, dándoles más autonomía y capacidad de gestión, de participación propositiva y de acción innovadora, cuidándoles en todo el sentido y extensión de los términos.
Es conveniente pensar en apostar por la creatividad y el aprendizaje vivencial y significativo, reducir la memorización y los exámenes que nada tienen que ver en el cómo enseñan los docentes, flexibilizar el currículo para que se adapte a nuestra realidad pero siempre procurando elevar el nivel y no apuntar a bajarlo, reducir radicalmente los indicadores de fracaso y deserción, en vez de aumentar las causas que la generan y dar sin temores, un verdadero impulso a la educación emocional, la personalización y la atención a las necesidades individuales.
Para vivir la Educación con alegría, es bueno, cuidar y cuidarnos. Cuidar los sentimientos y emociones de nuestros estudiantes, tanto como la de nuestros docentes, Contener y contenernos mutuamente, frente a una crisis de irresolución de los problemas de fondo. Reconocer que no se soluciona nada con la separación temprana de sus figuras de apego: mamá y papá para la inserción al Sistema Educativo de los niños pequeños, con procesos de muy mala adaptación/ ambientación y gradualidad que año a año se reitera en el nivel inicial como en la primaria, con fichas interminables y obligación de normas que impiden al niño su actividad natural de juego, movimiento y experimentación.
Es preciso recuperar el valor pedagógico del juego, no apresurar etapas innecesariamente. Dar espacios para aprender jugando, supone preservar el derecho a jugar, porque lo necesitan y además, porque el ser humano está programado para aprender jugando. Mantener bien abierto los ojos a la realidad, captar, ver, observar, escuchar y sobre todo, dar riendas sueltas a la imaginación, a la creatividad, al descubrir el mundo con todos sus sentidos, esto entendemos, son los desafíos de este nivel.
Si miramos las Escuelas Primaria, digamos que no se puede seguir cargando de tareas de memorización y estandarización, de deberes y más deberes, de exámenes que no valoran la creatividad y la curiosidad y sí la capacidad de estudiar exactamente lo que se dice en el libro. Y eso sí, muchos modos modernos de sanción, como si los castigos fueran a despertar el amor por el saber, en nombre de una falsa convivencia, que no une, sino que lastima. Hay una profunda contradicción entre el enseñar a ser y enseñar a aprender. Es conveniente que los niños tengan un papel mucho más activo en su educación. Ello fomentara su creatividad, curiosidad, autoconocimiento, responsabilidad y el desarrollo de sus talentos y pasiones.
En la nueva Escuela Secundaria, que de nuevo tiene poco, los muchachos y las chicas, llegan hartos, forzados a seguir poniendo horas a aprender lo que otros exigen necesario y sin capacidad de preguntarse sobre ellos mismos, sin tiempo libre para reflexionar, recrear y / o proponer, agotados y sin capacidad de pensamiento crítico, no hay capacidad de proyectos, o asumir la posibilidad del desarrollo de las competencias, destrezas y actitudes por sobre contenidos.
Hay que cambiar la mirada desde quienes piensan el Sistema, quienes conducen los establecimientos y están en el espacio aula con los estudiantes. Quizás hay que pensar en abrir el aula a otros espacios, abrir la mente a un mundo que nos desafía en todo momento y no generamos personas capaces de cuidarlo y de vivir juntos, sin violencia, ni agresiones. Creemos, que es conveniente, vivir como sentimos, y dar riendas sueltas a las emociones, para poder expresar nuestros sentimientos, y vivir con alegría
*El autor, Hugo Héctor País, es Profesor Emérito UCSF – Investigador en Educación - Presidente de ADUCSF – Consultor externo de INOEDUCA Málaga.
Fuente: Noticiauno
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