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29/12/16

Los sepultureros de turno, con aprietes, convocan a la “unidad”

La asistencia obligatoria al acto del PJ no tiene por objetivo la gobernabilidad de Bordet. Es la puesta en marcha de una estrategia repetida para consolidar la conducción de los padres de la derrota.

 

Detrás del argumento de enviar una señal clara de apoyo político al gobernador Gustavo Bordet, el acto del PJ que tendrá lugar este jueves en Concepción del Uruguay, intenta disciplinar al peronismo dividido tras las elecciones de 2015, para así garantizar –sin autocrítica- la conducción de los padres de la derrota.

Quienes invitan al acto quieren demostrar capacidad de movilización para mantenerse en sus carreras políticas, muchas de las cuales penden de un proceso judicial.

La forzada asistencia al “acto de unidad” del PJ encuentra explicación en la necesidad de simular una capacidad de convocatoria y movilización natural que en realidad no existe.

Y trae a la memoria aquellos tiempos en que se denunciaba la afiliación obligatoria al PJ para tener un empleo público.

Los testimonios brindados a NOTICIAUNO por algunos de los “invitados” al acto dan cuenta de esta crisis.

Para asegurar una concurrencia “digna”, la  titular de la Dirección Provincial de Vialidad, la imputada Alicia Feltes, levanta el teléfono desde España -donde está vacacionando- y “requiere” a modo de “invitación” a todos los jefes zonales que “participen” en el encuentro partidario de esta noche y que “lleven empleados viales al acto”.

Según las fuentes, “se pasará lista de los asistentes y de los incumplidores”.

El tono imperativo de la invitación de Feltes se repite en cada área del gobierno provincial detrás del argumento de la gobernabilidad de Bordet.

La “invitación obligatoria” de Feltes es calcada al mecanismo que usó el extitular de la DPV, Jorge Rodriguez, cuando conminaba a funcionarios y empleados viales a participar de los actos que le organizaba al actual gobernador Gustavo Bordet (entonces precandidato), en épocas en las que aún no se había definido quien iba a ser el sucesor de Sergio Urribarri.

Esa estrategia fue la que puso en peligro la continuidad del peronismo en la gobernación.

Los mecanismos de presión dejaron municipios importantes en manos de la oposición.

El caudillismo puso en riesgo la elección.

La historia democrática reciente demuestra que cuando el peronismo sufre una crisis en una elección presidencial, recién redefine un nuevo liderazgo en la elección legislativa siguiente.

Pero en ese proceso, el PJ no necesita caudillos.

Más allá del golpe que recibió el peronismo en la elección presidencial, la debilidad “interna” del PJ provincial responde a otras causas.

En particular a la obstinación por la estrategia personalista (propia de los caudillos, no de los líderes).

El “pejotismo” está urgido, además, por los procesos judiciales que envuelven a varios dirigentes.

El acto de hoy, lejos de responder a una necesaria reorganización post derrota, responde a la necesidad de construir autoridad por medios autoritarios.

El autoritarismo hace que los caudillos pierdan la referencia del partido para convertir la política en ellos mismos.

La falta de autocrítica de quienes se autoproclaman conductores –los que están convocando al acto- dificulta el armado de una estrategia diferente, cuando lo que pretende un importante sector de la dirigencia es obtener resultados diferentes.

El caudillo no busca el bien común.

El peronismo entrerriano no aprendió la lección. Son líderes y no  caudillos lo que requiere esta instancia.

El líder actúa por convicción, no por imposición. Su autoridad convence, no obliga.

En el PJ, el líder defiende su convicción peronista.

¿Qué convicción pueden tener aquellos que ocuparon cargos de la mano del kirchnerismo cuya partida de defunción acaban de firmar?

Los sepultureros de turno, que ahora decretaron la muerte del kirchnerismo, son los mismos que hasta hace menos de un año fueron colgados de las listas kirchneristas.

Gustavo Bordet, Sergio Urribarri y Cristina Fernández de Kirchner - 2015

 

Hoy reniegan de ello e intentan reivindicar el “sueño recurrente de la unidad por sobre todas las cosas”.

Los supuestos anunciadores del fin, si quieren transformarse en el resurgimiento del peronismo postkirchnerista deberían analizar un poco la historia.

Cada vez que se habló de la unidad en el PJ y se utilizó la frase “todos somos compañeros”, significó un giro a la derecha conservadora en detrimento de las conquistas e intereses populares.

Quienes conducen el peronismo provincial no aprendieron nada de la derrota. Es por eso que siguen hablando de unidad. No de RENOVACIÓN.

En fin, la convocatoria del acto en Concepción no tiene por objetivo la gobernabilidad de Bordet, que está garantizada constitucionalmente hasta el 2019.

El acto de “unidad” del PJ es la puesta en marcha de una estrategia repetida para consolidar una conducción que, floja de papeles, no se ruboriza al borrar con el codo lo que hasta ayer suscribía a dos manos.

Es lógico y necesario buscar un liderazgo después de una derrota. Pero -por ahora- el peronismo está atado a la historia que siguen escribiendo los padres de la derrota.

 

Dos Verdades Peronistas:

“El peronismo es esencialmente popular. Todo círculo político es antipopular, y por lo tanto, no es peronista”.

“El peronista trabaja para el MOVIMIENTO. El que en su nombre sirve a un círculo, o a un caudillo, lo es solo de nombre”.

 

Fuente: Noticiauno

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