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Hoy el Peronismo entrerriano se debate entre la cautela que supone la responsabilidad de gestión ante un gobierno nacional que no está dispuesto a dejar nada librado al azar y presiona con la chequera, (el caso Santa Cruz es una muestra cabal de hasta dónde es capaz de llegar el macrismo), o una actitud opositora al régimen del PRO, con mayor vehemencia y poniendo al descubierto las medidas polÃticas y económicas que golpean sin resistencia a los sectores más vulnerables, casualmente a los que el peronismo pretende o se arroga representar.
El lugar común entre muchos dirigentes que se reúnen en diferentes puntos de la provincia es la unidad.
También hay una tibia  -por la escasa aparición mediática- pero no menos contundente alternativa que proponen sectores kirchneristas: un acuerdo, pero poniendo en primer lugar la representación de los intereses de los sectores más afectados por el neoliberalismo macrista, o ir a las PASO con una lista propia.
En ese dilema debe consagrar su conducción el actual gobernador y, como si fuera poco, Presidente del PJ, Gustavo Bordet.
La aparición pública de Cristina Kirchner orientando el debate polÃtico, pidiendo dejar de lado –esta vez- las diferencias y los nombres para conseguir la unidad del campo nacional y popular, con el PJ incluido y hasta el massismo,  para enfrentar claramente al gobierno nacional, envalentona a los kirchneristas locales.
Pero la conducción polÃtica de las provincias gobernadas por el PJ la tienen sus representantes -los Gobernadores- entre los cuales está Gustavo Bordet y que han planteado la necesaria mirada hacia adelante en busca de la renovación del peronismo para dejar de lado el espejo retrovisor con el que se asocia rápidamente al kirchnerismo.
A escasos dÃas de la presentación oficial de los frentes electorales, el tiempo es oro.
En Entre RÃos el peronismo debe definir, ni más ni menos, qué decisión tomará.
Si la unidad que propone el oficialismo supone menos crÃticas a las polÃticas de ajuste para minimizar el embate de la chequera nacional en contra la gestión de Bordet, o se arriesgan a defender a cualquier costo las banderas de la justicia social, y ocupar en el Congreso nacional las bancas que pongan freno a las polÃticas neoliberales del PRO.
A su vez, el kirchnerismo entrerriano, motorizado por el protagonismo de su lÃder –Cristina-, deberá comprender los tiempos que vienen y la necesaria búsqueda de nuevos referentes. O podrá reincidir en la estrategia de 2015 insistiendo con los padres de la derrota y nombres desgastados de la vieja polÃtica, que pretenden permanecer gracias sólo al eventual fracaso del gobierno nacional.
Hoy, el debate polÃtico para las próximas elecciones se está resumiendo a nombres, acuerdos, presiones, operaciones mediáticas y a todas las prácticas que han alejado a la gente de la polÃtica partidaria.
Si no hay dirigentes que comprendan que el debate es mucho más profundo que si en Concordia traicionan los Cresto, o si el Pato Urribarri hace jugar operadores en todas las reuniones, o si Busti es o no candidato, el peronismo irá indefectiblemente a la derrota.
La sociedad, fundamentalmente los sectores más golpeados por las polÃticas económicas del gobierno de Mauricio Macri, reclama representación de sus demandas y defensa de sus derechos, pero fundamentalmente que de una buena vez los polÃticos piensen, hablen y hagan para resolver los problemas reales y no sus propios intereses.
El peronismo entrerriano tiene en esta encrucijada la gran oportunidad de ponerse en carrera para el 2019.
También podrá resignarse al efecto derrame dependiendo del fracaso del gobierno nacional, lo que supone previamente que se afecte aún más al núcleo más sensible del tejido social.
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Fuente: Noticiauno