En la apertura de la edición 131 de la Exposición Rural, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, se pronunció sobre la importancia que tiene el sector agropecuario en la economía argentina y destacó que este es el “responsable de un tercio de la mano de obra del país”.
¿Qué dicen los datos?
Un estudio coincide con la frase del presidente de la Sociedad Rural, luego de incluir empleos directos y además indirectos, como los generados por el pago de impuestos o el consumo del sector. Pero existen críticas a esta metodología y otros trabajos calculan porcentajes sensiblemente menores.
Desde el equipo de Prensa de la Sociedad Rural afirmaron que Etchevehere se basó en un estudio de 2004 realizado por los economistas Juan Llach, Marcela Harriague y Ernesto O’Connor para la Fundación Producir Conservando. Allí, concluyen que “en 2003 el empleo total generado por las cadenas agroindustriales fue de 5.592.300 puestos, un 35,6% del total de ocupados”.
El número incluye el empleo directo, más dos tipos de empleo indirecto: el primero, vinculado con los insumos y servicios demandados en la cadena; y, el segundo, generado por el pago de impuestos o consumo del sector.
A partir de este análisis, los autores señalan que “sólo 27,6% del empleo total generado por las cadenas agroindustriales pertenece al sector primario”, mientras un “28,1% pertenece al sector secundario o manufacturero”, y “el restante 55,7% se ubica en el sector terciario o de servicios, incluyendo aquí un 4% de empleo público y 6,9% de planes” sociales. Tres cadenas (frutas y verduras, carnes y textiles) generan la mitad del empleo, si se considera sólo el directo y el primer tipo de empleo indirecto.
Esta metodología, sin embargo, fue criticada y el economista del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA) Javier Rodríguez realizó un documento específico para refutarla. En el trabajo, se apunta a la existencia de un doble conteo de actividades, ya que “muchísimos puestos de trabajo directos e indirectos de los otros sistemas se cuentan como puestos de trabajo del sistema agroindustrial”. Por esto, agrega, “los complejos agroindustriales no generan un tercio de los puestos de trabajo mientras todas las demás actividades generan los dos tercios restantes”, y pone como ejemplo que si se toma un cálculo similar para el sector de los servicios el resultado es un 90% de los trabajos.
Consultado por este medio, Llach, uno de los autores del estudio en el basa sus dichos Etchevehere, respondió que “si bien no puede afirmarse categóricamente que sigan vigentes los resultados de 2004, sí puede decirse que ellos son robustos dado que se trata de variables cuyos valores tienden a mantenerse en el tiempo”.
Rodríguez, en cambio, calcula que el sector agrario y alimentario generan directamente un 11,4% del empleo, que alcanza el 18,1% si se le agregan los trabajos de transporte y comercialización.
A un porcentaje similar, el 17,1% (2,7 millones de puestos de trabajo), llegó la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), con datos para 2015. Este cálculo incluye los datos oficiales de empleo directo del sector agropecuario, de la agroindustria y de trabajadores informales, a los que suma el trabajo indirecto generado en la comercialización, transporte, exportación y empleo golondrina/transitorio. Los datos de FADA para 2014 son similares (16,8%).
El director del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales del Conicet, Guillermo Neiman, coincidió con que la metodología utilizada en el trabajo de Llach y otros da lugar a un doble conteo de trabajadores. En diálogo con este medio mencionó que además “hay dos problemas que afectan cualquier estimación del empleo en el sector: el alto nivel de empleo en negro y la estacionalidad”.
Juan Manuel Villulla, investigador del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios (CIEA), respondió que “las principales actividades que generan empleo en el campo son las menos mecanizadas, y que demandan trabajo manual, como la cosecha de limón, yerba, frutas, hortalizas, esquila, el olivo o la vid”.
“En general podemos decir que las producciones de las economías regionales son las que generan mayor empleo, porque no han atravesado procesos importantes de mecanización y hay todavía relevante presencia de trabajo familiar, entre otras razones”, señaló en la misma línea Neiman. “Por eso, la crisis de las economías regionales es una crisis del empleo agrícola (y también una crisis social) mientras que la crisis de la agricultura extensiva es más bien una crisis económica”, concluyó.
Fuente: Chequeado