El doloroso abandono del que es víctima hace más de tres meses Anabella Luisa Yano, una abuela de 79 años afiliada al PAMI Concordia, que necesita con urgencia un implante de fémur y reemplazo de cadera, fue denunciado a NOTICIAUNO por su nieta, Yanina Cantero.
La anciana mujer está hace dos años inmovilizada padeciendo fortísimos dolores y debe ser intervenida quirúrgicamente. El PAMI no tiene prestadores médicos que puedan operarla en los hospitales públicos de Concordia. Por ese motivo, después de tres meses de una burocracia inaceptable que la obligó a trasladarse -por su cuenta- en esas condiciones, de un lugar a otro, las autoridades de la obra social decidieron “autorizarle” el traslado a un hospital de Capital Federal, donde le practicarían finalmente la cirugía.
Viajaron junto a su nieta, en una ambulancia “sin enfermero y sin ventilación”. Cuando llegaron al centro de salud, después de viajar 500 kilómetros en ese estado, se enteraron que el PAMI Concordia “no se había comunicado con el Hospital”. Nadie podía atenderla: “no estaba registrada”. Tampoco había lugar en la guardia. Debieron regresar, el mismo día, recorriendo en la misma ambulancia otros 500 kilómetros, hasta Concordia.
En diálogo con NOTICIAUNO, Yanina relató el "calvario" que viven “por el sufrimiento de su abuela”.
“Mi abuela tiene 79 años, cobra una jubilación mínima, está capitada en el PAMI delegación Concordia y necesita hace más de tres meses un implante de fémur y un reemplazo de prótesis de cadera”, dijo Yanina.
El primer problema que debió enfrentar fue “la inexistencia de médicos cirujanos que presten servicios al PAMI en la ciudad de Concordia”. No hay médicos que atiendan a los afiliados del PAMI Concordia que necesiten este tipo de cirugía, frecuentes en esa etapa de la vida.
Durante tres meses, Yanina realizó “innumerables gestiones ante la delegación local de la obra social de los jubilados nacionales para que su abuela fuera trasladada a Buenos Aires y allí pudieran operarla”.
La “única opción” que le daban para no trasladarla a otra ciudad, dadas las condiciones de salud de la mujer, era “operarse en el Sanatorio Concordia, como un paciente particular”. Dicho de otro modo: después de trabajar toda su vida, de sufrir descuentos mensuales que le practica el PAMI de su haber jubilatorio para costear la “obra social”, la abuela tenía que hacerse cargo de una cirugía “privada” si pretendía quedarse en la ciudad en la que vive.
Una vez que optaron por el traslado, “le pidieron un montón de requisitos. Estudios prequirúrgicos, centellograma, radiografías, electros, análisis, etc".
"Tardé un montón por los turnos que no se conseguían rápido. Llevaba a mi abuela para hacerlos mordiéndome los labios por el dolor que implicaba trasladarla de un lado a otro. Pero lo logré, cumplí con todo lo que me pedían”, relató Yanina.
“Mi abuela está postrada hace dos años con el hueso salido y padeciendo el dolor y sufrimiento. El señor Guillermo Walter Deymonnaz, médico auditor del PAMI y su equipo de colaboradores me autorizaron el traslado (a Buenos Aires)”, añadió.
Según las autoridades del PAMI, la cirugía se realizaría en el Hospital Milstein en Capital Federal el día 15 de agosto.
Llegó la fecha esperada. “La ambulancia (de la obra social) llegó una hora y media más tarde, sin enfermeros y sin ventilación”, denunció la nieta de la paciente.
Cuando llegaron a Buenos Aires, en el hospital al que la habían derivado “le dijeron que la paciente no estaba registrada”. “Mi abuela no figuraba en los registros ya que el sistema de comunicación con el interior no es el mismo que usan allá”, contó Yanina. El médico traumatólogo Santiago Svartzchtein le informó que las autoridades del PAMI Concordia “nunca habían hablado con él, ni pedido turno”. A la par, “amablemente miró los estudios que conseguimos con tanto esfuerzo, y me dijo que no le servían”, prosiguió Yanina.
No podían operar a la mujer “porque no tenían los elementos suficientes, ni camas, ni el equipo médico disponible”. Le sugirieron que “primero hiciera una consulta, pero recién había turnos para cirugías para el año 2018”.
“Ni siquiera pudieron recibir a mi abuela por la guardia por falta de camas. El PAMI de Concordia me mandó a la muerte”, acusó Yanina.
En esas condiciones debieron regresar a Concordia. Por el dolor constante que padece su abuela, los médicos le suministraron “un inyectable de morfina” para soportar otro viaje de 500 km.
“Sin solución, con mucho dolor y angustia, rezando para que mi abuela no se descompusiera en el camino, porque lloraba del dolor y no tenía enfermero que me ayude. Sentí desesperación”, confesó Yanina.
“Toda una vida de aportes y trabajo para nada”, lamentó.
Ya en Concordia, se dirigió a la oficina de PAMI “a hacer el descargo”. Al maltrato y abandono previos, se sumó que en la delegación de PAMI le impidieron el ingreso: “no me dejaron pasar”. Después de “hacer un escándalo solo pude hablar con la secretaria de la directora, Marta Charadía”, dijo.
“También el doctor Deymonnaz se acuarteló diciendo que estaba ocupado”, agregó, en referencia al auditor de la obra social.
Es “vergonzoso”. “Yo voté el Cambio y qué cambio hubo?”, preguntó irónicamente Yanina, cuestionando directamente a la gestión de gobierno nacional, de la cual depende la obra social que no brindó atención a su abuela, tras lo cual acusó "la alarmante incompetencia de todos quienes trabajan y conducen el PAMI”.
Después de lo sucedido, hace una semana y media “estaba en mi casa y mi abuela se descompuso”, por ello “la derivaron a la guardia del Sanatorio Concordia, pero “el médico que me habían dicho que la iba a atender no estaba”, acusó.
“El único que estaba era el doctor Chávez, que le agradezco de corazón porque fue el único que aceptó la intervención y ahora -supuestamente- la van a operar el próximo jueves”, dijo.
Finalmente, Yanina aseguró que durante todo este tiempo “ninguna autoridad del PAMI, ningún empleado intentó contactarse nunca”.
Fuente: Noticiauno