Luces de alerta, de amarillo a rojo. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, pasó por arriba de todas las promesas de progreso y estabilidad que los funcionarios del Ministerio de Agroindustria hicieron a los productores de bioetanol a base de maíz o de caña de azúcar. Mediante la resolución 435-E/2017, dispuso una reducción de entre el 22% y el 29% en el precio que las petroleras pagan por el biocombustible que utilizan en el corte obligatorio del 12% de las naftas.
Según los cálculos preliminares, son unos 4.300 millones de pesos anuales los que cambian de manos con esta medida. Pierden los ingenios azucareros del Norte del país (Tucumán, Salta y Jujuy) que en los últimos años invirtieron muchos millones en plantas de alcohol, el insumo que luego se transforma en bioetanol. Pierden los grupos pampeanos (especialmente cordobeses) que en los últimos años levantaron enormes plantas para producir el biocombustible a partir de maíz.
¿Y quién gana? Si el menor precio interno del bietanol no se traduce en una rebaja de la nafta para los consumidores, lo que casi nadie espera, ese dinero será un ahorro enorme para las cuentas de las petroleras, comenzando por YPF, la líder en el mercado local de combustibles.
¿Qué hizo Aranguren? Con el argumento de que el mercado de los combustibles va camino a una liberalización, u que los pecios locales del bioetanol eran de los más caros del mundo, modificó el modo vigente para calcular los valores para el corte obligatorio del 12%. En el caso del insumo elaborado a partir de caña de azúcar, eso implica una rebaja del 29% que se concretará en dos tramos, hasta febrero próximo. En el caso del bioetanol desde maíz, el descuento será del 22% respecto de los valores actuales.
“Esta medida adoptada unilateralmente es un golpe brutal al sector productor de biocombustibles”, resumió el vicepresidente de la Cámara Argentina de Alcoholes, el empresario tucumano Jorge Rocchia Ferro.
Lo llamamos a Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles, uno de los que más sabe de estos temas. Le preguntamos varias cosas para entender la situación.
¿Qué pasó?
Primero quiero aclarar que no represento a las cámaras empresariales. Si bien hay muchas empresas que podrían coincidir con lo que expreso, alguna otra no. Es bueno que esto siempre sea conocido, dado que en un momento sensible, hay un estado de ánimo malo en la industria, definitivamente.
¿Por la decisión de bajar los precios al bioetanol?
Sí. El Gobierno ha cedido definitivamente a las presiones de YPF y a la de alguna otra compañía petrolera que opera en el downstream local. Se acusa a la política de biocombustibles de ser muy costosa para el consumidor por ejemplo, soslayando todas sus ventajas, y justificando en algunos casos esas aseveraciones en cálculos erróneos. YPF necesita hacer caja con la operación del downstream (refinación y comercialización de combustibles) para recuperar una parte de los malos resultados del upstream (exploración y extracción de petróleo crudo), y trata de hacerlo a cualquier costo. Está logrando su objetivo con el bioetanol, dado que con los cambios publicados en la Resolución 415/17 del Ministerio de Energía y Minería, los precios tenderán a la paridad de importación de las naftas, a pesar de tener fundamentos distintos los combustibles minerales y los biocombustibles.
¿Qué fundamentos son distintos?
El etanol es un combustible limpio e inocuo para la salud de las personas; constituye la fuente de octanaje más barata del planeta, hecho que contrapesa con creces su menor poder calorífico. Esto lamentablemente no es justipreciado convenientemente por las compañías petroleras.
¿La resolución de Aranguren qué implica?
Una baja de precios del bioetanol que es muy fuerte, en el orden del 30 % en el caso del bioetanol de caña, aplicable en dos tramos, uno del 15 % ahora, y otro igual a partir de febrero próximo, con independencia de las variaciones que surjan en el futuro por aplicación de la nueva fórmula de precios. En el caso del bioetanol de maíz, la baja es del 22 % ahora y en el futuro, dependerá de las variaciones de los términos de la nueva fórmula, como en el caso del bioetanol de caña.
¿La industria azucarera soportará estas rebajas?
Tanto la industria de bioetanol de caña como la de maíz tendrán inconvenientes importantes, si lo miramos globalmente. En el NOA puede estallar una crisis, dado que hay varios ingenios más chicos y la dependencia económica de la región para con esta actividad es muy importante. Además las crisis representan oportunidades para muchos. Evidentemente si no se supera una eventual crisis de este tipo rápido, se producirá una concentración de mercado, porque muchos productores de bioetanol no podrán seguir.
¿Y para los maíceros de Córdoba?
En el caso del bioetanol de maíz las plantas funcionan desde su puesta en marcha hace 3 a 5 años. Es un error sostener globalmente como lo hacen muchos funcionarios, que las inversiones en activo fijo ya fueron recuperadas con utilidades. No se puede generalizar así, porque podés inducir a que se tomen medidas equivocadas.
¿Para vos hay razones para mantener el precio interno del bioetanol desacoplado del internacional?
Los complejos productivos de etanol de EE.UU. y Brasil no son comparables al nuestro. No tenemos su productividad para poder competir. Por ende, los precios en frontera -paridad de importación en este caso-, no son representativos de los costos promedio de nuestra industria. Y como si fuera poco, existe un sobrecosto argentino, que se se expresa en los precios de insumos importantes como el gas (cuesta en nuestro país cerca de US$ 6 por millón de BTU frente a los US$ 3 por millón de BTU en EE.UU.), o la energía eléctrica, que aquí es un 50% más cara. También está la cuestión logística, que es muy favorable a EE.UU. en términos relativos. O el acceso al crédito, considerando que en nuestro país no existen mercados de capitales consolidados, o variados sobrecostos en materia tributaria. No es menor que el costo de los activos fijos por litro de etanol son alrededor de un 50% más caro en Argentina. Y además, nuestro maíz tiene de entre 1 punto a 2 puntos menos de almidón.
¿Tampoco nuestros ingenios son competitivos?
En el caso del complejo azucarero, las asimetrías con Brasil son enormes y no han sido tomadas en cuenta por el Gobierno.
¿Consultó el Gobierno al Ministerio de Agroindustria para tomar esta decisión?
Entiendo que el director nacional de Biocombustibles, Agustin Torroba, y la mayoría de los funcionarios de Agroindustria prácticamente no pudieron participar, dado que el análisis técnico fue efectuado principalmente por el equipo del secretario de Planificación Energética Estratégica del Ministerio de Energía, Daniel Redondo, su asesor Diego Hernán Rapela, como así también, el ingeniero Federico Alegre, subsecretario de Coordinador de Planificación Estratégica, dependiente de Gustavo Lopetegui, vicejefe de Gabinete de Ministros. Este último, junto con Aranguren, fueron los que tuvieron la mayor responsabilidad en la decisión final.
Los Anexo I y II de la Resolución 415/17, donde se establecen las fórmulas de precios del bioetanol, están firmados por Diego Hernan Rapela, asesor de la Dirección Nacional de Hidrocarburos, que depende del Ministerio de Energía. Considerando que la mayoría de los funcionarios del área son de extracción petrolera, bien podría plantearse un conflicto de intereses. No me parece prolijo lo ocurrido. Y para peor, existió muy poco diálogo en el armado de esta norma, fue casi un monólogo, un hecho que no ocurre con otras actividadades, donde el Gobierno intenta dialogar activamente.
O sea que no se tuvieron en cuenta particularidades del negocio agropecuario…
Cito uno de los puntos inconsistentes en el armado de las fórmulas de precios de bioetanol. En el caso de bioetanol de caña, la materia prima, o sea, el jugo de caña y/o azúcar crudo y/o melaza, como término de la fórmula se establece globalmente con un importe en pesos que se ajustará por la evolución del Indice de Precios Mayoristas del INDEC, como si el mismo tuviera correlación directa con el precio de la caña de azúcar. Eso habla de la forma en que se forzaron los número para determinar los nuevos precios.
¿Entonces todo se reduce a una transferencia desde al agro a las petroleras?
Cuando en febrero de 2018 se aplique el segundo tramo de ajuste del 15% al bioetanol de caña, la industria de bioetanol en Argentina, en conjunto, estará transfiriendo más de $ 4.270 millones anuales a las compañías petroleras. Como el downstream es un segmento oligopólico y opera de manera muy concentrada, con un jugador que casi tiene posición dominante, me refiero a YPF, dicha transferencia de ingresos probablemente sea capturada por las compañías petroleras –al menos en gran parte- y no llegue al consumidor.
¿No van a bajar las naftas?
Sería muy sensato que inmediatamente las compañías petroleras anuncien una rebaja al público del precio de la nafta de no menos de $ 0,50 con IVA por litro, que es el efecto mínimo que en precios se puede justipreciar en el E12, mezcla de nafta y etanol al 12% que se expende al público. Y que en febrero, cuando se aplique el segundo tramo de la baja de precio del bioetanol de caña, inmediatamente vuelva a bajar el precio de la nafta en surtidor Pero los manuales clásicos de microeconomía nos indican que esto no ocurrirá, porque el downstream de la cadena de petróleo, tiene características oligopólicas.
Una de las justificaciones de la medida que se tomó fue reducir el impacto que el mayor precio relativo del bioetanol genera en el surtidor. Me pregunto si intervendrán el mercado de combustibles los funcionarios que avalaron la medida, si la nafta en surtidor a la brevedad no baja $ 0,50 litro. No olvidemos que en Argentina los precios de combustibles al público son mucho más caros que el promedio mundial, mientras las compañías petroleras exhiben elevadísimos márgenes en la refinación de petróleo.
¿Qué puede pasar con los productores de bioetanol?
Sin dudas, la industria de bioetanol tanto de caña y de maíz en Argentina, comenzará a transitar días más complicados. Desde el punto de vista ambiental, para algunos funcionarios eso no es problema, dado que Argentina no tiene mucha participación en las emisiones contaminantes mundiales y con los ahorros de emisiones que generarán los proyectos en curso de generación eléctrica del Plan Renovar con fuentes eólicas y solar en el futuro (los que son muy bienvenidos, muy importantes, pero no excluyentes) sobra para compensar emisiones y para poder seguir contaminando en el transporte. Poco importa si los combustibles minerales generan además de las emisiones causantes de gases efecto invernadero, emisiones muy perjudiciales para la salud, en muchos casos, cancerígenas.
¿Se vulneró la famosa seguridad jurídica?
En este caso se soslayó que la industria argentina de bioetanol está bajo un Régimen de Promoción de Biocombustibles, creado por Ley 26.093 y con los beneficios de la Ley 26.334 y la Ley 23.287 para el caso de bioetanol.
Con medidas tan extremas como la que se tomó, en un marco de escaso o nulo diálogo entre el Gobierno Nacional y la industria de bioetanol, queda en duda la institucionalidad. Si pretendemos que los empresarios inviertan en Argentina, es necesario la seguridad jurídica, con reglas de juego claras, parejas y estables.
*Por Matías Longoni, experiodista de Clarín.
Fuente: Bichos de Campo