El actual embajador argentino en Uruguay, Mario Barletta, visitó la ciudad de Santa Fe con el objetivo de profundizar los vínculos comerciales entre la provincia y el país vecino, pero terminó caldeando el clima político interno de cara al 2019, aunque también fastidiando a la Casa Rosada.
Hábil, el radical no se reservó ningún gesto que confirmara que su carrera política sigue totalmente vigente y admitió que pretende pelear por la gobernación: "Lo que queremos es generar una propuesta convocante, inclusiva, que permita reunir a todos los que estamos convencidos de que Santa Fe debe involucrarse en la transformación que está llevando adelante Cambiemos", dijo para no sacar del todo los pies afuera del plato.
La intención de Barletta de competir por la Casa Gris es un desafío abierto al expresidente de la UCR, José Corral, con quien se distanció el año pasado cuando en Cambiemos lo vetaron como cabeza de lista a diputados nacional y terminó siendo ungido Albor Cantard, desconocido para la mayoría de los electores.
Barletta interpretó que el veto estuvo propiciado por el propio Corral, que en ese momento era el presidente del radicalismo, y desde entonces la histórica relación política entre los dirigentes se rompió definitivamente. De hecho, la visita del embajador a su ciudad natal se está llevando a cabo mientras Corral se encuentra de viaje por los Estados Unidos invitado por una fundación. En Santa Fe aseguran que esta coincidencia tiene poco de casual.
Además, Barletta se reunió con el gobernador Miguel Lifschitz en un encuentro más que cordial. Es que Barletta también se manifestó a favor de la Reforma Constitucional aunque tuvo reparos en cuanto a la reelección del actual gobernador. Un mensaje diametralmente opuesto al de Corral.
El mismo gobernador socialista, Miguel Lifschitz, publicó el encuentro en su cuenta de Twitter (@MiguelLifschitz) y dejó un párrafo demás sigestivo: “hoy recibí en mi despacho al Embajador en Uruguay, el amigo @barlettamario con quien conversamos sobre la presencia de Santa Fe en el país hermano, aunque también la política estuvo presente en la charla”, lanzó para preocupar aún más a los dirigentes nacionales del PRO que ven a los “socios” radicales comenzar a caminar por sus propios medios
El lanzamiento de Barletta se da en medio de un clima enrarecido en Cambiemos donde la UCR explicita cada vez más las diferencias con la Casa Rosada. En las últimas horas, en Mendoza los radicales no evitaron que el kirchnerismo coree "el hit del verano" en un acto con Cornejo (incluso muchos “boinas blancas” se sumaron al canto), mientras que en Entre Ríos Atilio Benedetti (UCR) se despegó de Frigerio y los bloques de la Legislatura provincial ya tienen la orden partidaria de quebrar Cambiemos para conformar espacios puros de la UCR.
De hecho, en Entre Ríos la respuesta de PRO no se hizo esperar y los términos cada día están más caldeados. Fuentes provinciales del partido presidencial respondieron con dureza ante la consulta de un medio nacional sobre la “rebelión radical”: "Los únicos discursos duros fueron del ‘runflaje' que no tiene dónde caerse muertos, no tienen cargos, no tienen poder territorial", asestaron.
Pero el problema de la jugada de Barletta es que sucede luego de que Marcos Peña les pidió a los dirigentes santafesinos que la terminen con las internas y se concentren en ganar la provincia el año que viene. El jefe de Gabinete se juntó con los referentes y les explicó que no está garantizado un triunfo en 2019 porque no tienen ningún candidato que arrase y si se pierden en divisiones internas terminarán favoreciendo al peronista Omar Perotti, que viene haciendo un trabajo silencio para unir a todas las facciones del peronismo, incluidos el kirchnerismo y el massismo. Por caso, el fin de semana acaba de mostrarse con el rosarino Alejandro Grandinetti, del Frente Renovador.
Por eso el lanzamiento de Barletta no debe haber sido nada agradable para Peña, que ya venía fastidiado por la extensión de los signos de rebeldía del radicalismo en las provincias. En la Rosada se enojan porque tienen toda la logística para instalar candidatos y ganar en varias provincias, pero se la pasan enfriando internas.
Santa Fe es clave para el Gobierno nacional, donde después del triunfo del año pasado ya la daban por asegurada para 2019. Pero apenas unos meses después de las legislativas del año pasado ven que se les empezó a complicar y encima no encuentran un candidato que logre unificar a todas las corrientes internas.
El año pasado, las internas ya demostraron que pueden ser un problema serio, cuando Corral y la Rosada le prohibieron participar de las PASO al rosarino Jorge Boasso, quien terminó yendo sólo y sacó unos 6 puntos, que le permitieron al peronismo ganar en esa primera instancia. El riesgo es que ahora una parte del radicalismo se termine yendo, aunque con el peligro de que lo haga al Frente Progresista de Lifschitz.
Fuente: LPO - Noticiauno