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06/06/2018

“Lo peor en la economía no sólo no pasó, sino que apenas está arrancando”

Economistas afirman que comenzó a sentirse la devaluación en los precios y temen que “lo peor esté por venir”. Los supermercados están recibiendo nuevas tandas de aumentos por parte de sus proveedores. Alegan que recién ahora se está sintiendo con fuerza el impacto de la suba del dólar. 

 

Esa es la sensación que se vive en la "línea de fuego" del consumo, donde se está produciendo una nueva andanada de aumentos.

De hecho, la perspectiva de una elevada inflación -por encima del 2% mensual- no encontró un freno en mayo, tal como se habían esperanzado los funcionarios del equipo económico.

De mínima, se prolongará a lo largo de los próximos dos meses. Tanto en junio, que acaba de comenzar, como en julio las presiones inflacionarias serán muy intensas.

Prueba de ello es que varias de las empresas líderes ya remarcaron sus productos un par de veces en las últimas dos semanas. En este grupo se encuentra Molinos, que acaba de ajustar nuevamente el precio de los fideos hasta un 7%.

Las subas en alimentos con fecha de inicio junio son muy significativas no sólo por la magnitud, sino también por la cantidad de rubros.

Algunos de los tantos ejemplos es el de las yerbas (6%), té en saquitos (20%), lácteos (6% a 8%) llegando hasta la sal de mesa (12%), también por segunda vez en quinces días.

Dentro de la canasta familiar, también hubo aumentos del 12% promedio que se extendieron incluso hasta las bolsas de residuos, artículo que se vio afectado por la suba del dólar y el alza del barril de petróleo.

La renovada ola de remarcaciones no hace otra cosa que dejar de manifiesto el nuevo escenario económico tras la última devaluación.

 

Previsiones que se acercan al 30%

Hasta abril, el esquema previsto era el de una inercia inflacionaria que se iba desacelerando de manera paulatina.

Este plan -que ya venía magullado por el salto del dólar de $17,50 a $20 en la primera parte del año- directamente estalló el mes pasado, cuando el Gobierno se vio obligado a devaluar de $20,5 a $25.

Las consultoras tomaron nota del nuevo escenario y la mayoría corrigió sus pronósticos. Ahora, el promedio refiere a una inflación del 27% para 2018.

Eco Go (ex Bein) es la más pesimista: 28,2%, según su última revisión. En estricto off the record, algunos de los analistas consultados perciben que hasta podría terminar siendo del 30%, o incluso de algún punto más.

No obstante, admiten que no pueden consignar ese dato ahora mismo ya que todavía queda una instancia: la capacidad de las cadenas (desde las fábricas a los comercios) de poder absorber una parte de la devaluación.

Por lo pronto, referentes de empresas líderes y consultoras convocadas por iProfesional admiten que todavía falta un buen trecho para ver el final del "pass through", como se denomina en la jerga al traspaso de la suba del dólar a los precios de bienes y servicios. El consenso es que en mayo sólo se "contagió" apenas una partecita del alza del billete verde y que otra porción importante se dará este mes.

También va quedando claro que los efectos de la devaluación serán más contundentes que el escenario previsto por Federico Sturzenegger en su última aparición pública.

Pese a que la divisa ya había escalado a $25 (en la franja minorista), el banquero central aseguraba en mayo que la inflación "venía bastante por debajo de la de abril".

Basaba su afirmación en la inexistencia de incrementos tarifarios para ese mes: "Tendremos mucha ayuda de los precios regulados, cuyo proceso de ajuste terminó". Hoy, ese pronóstico quedó totalmente enterrado.

 

Ni una cosa ni la otra

El Gobierno se impuso como principal objetivo dar señales contundentes de un emprolijamiento fiscal (en medio de las negociaciones con el FMI), de modo tal que lo más probable es que los ajustes de tarifas continúen.

A los retoques ya aplicados se sumarán otros en luz y gas para octubre y noviembre próximos, respectivamente. En el caso del transporte, aún se espera una definición.

 

El Gobierno enfrenta una dura realidad: las variables clave de la economía nunca parecen terminar de acomodarse

Cuando quiere ordenar una, se le desacomoda otra. Por caso, la propia devaluación ya le licuó una porción del ajuste que implementó para reducir el déficit. En efecto:

- Como buena parte de los costos energéticos está pautado en dólares, si el tipo de cambio se eleva, al Estado se le torna más oneroso pagar las importaciones de gas.

- Y si esos mayores costos no se los traslada a los consumidores, la cuenta del rubro subsidios se incrementa. Justo lo contrario de lo que busca la Casa Rosada.

Así, la propia suba del tipo de cambio es la que le impide a Sturzenegger dar cumplimiento a sus últimos pronósticos.

Ni habrá un inminente final de los ajustes tarifarios (aunque se espera que sean sensiblemente inferiores a los hasta aquí realizados) ni tampoco una desaceleración inflacionaria.

Más bien, todo lo contrario. El último reporte REM (la encuesta mensual que realiza el Banco Central entre 52 economistas) da cuenta de ello: las consultoras de la City llevaron sus pronósticos al 27,1% para este año.

 

Más remarcaciones

La catarata de mails que salieron desde las fábricas alimenticias durante las últimas jornadas no hace más que confirmar esas sospechas.

Las remarcaciones se extienden prácticamente a todos los rubros del sector. Empezando por la carne vacuna, que se encareció 12% la última semana y arrancó esta última con otro ajuste de $2. Así, el kilo de media res ya vale $95.

En los mostradores de las carnicerías (en supermercados suelen costar más), por algunos cortes debe pagarse entre $120 (carne picada común) y $180 (vacío). En tanto, el kilo de asado vale entre $160 y $170 y la paleta, entre $150 y $160.

Pero la suba del dólar también trajo incrementos notables en la salida de fábrica de diversos productos típicos de la mesa familiar.

Los aceites de mesa se encarecieron entre 10% y 14% en las últimas horas. Y habían sido incrementados un 6% promedio el mes pasado.

 De acuerdo con los industriales, este nuevo cambio está directamente relacionado con el salto cambiario de las últimas semanas.

Algo similar ocurre con el café. Las empresas que dominan este mercado anunciaron un alza del 8% promedio desde este lunes, que se suma al del 6% de hace quince días.

En el caso de los lácteos, los incrementos para la semana van del 4% al 7%.

En general, las fábricas suelen intercalar los ajustes entre sus propios productos. Es decir, no aumentan al mismo tiempo la leche, yogures y crema.

Sin embargo, recientemente han quebrado esa estrategia y aplicaron ajustes generalizados.

Lo mismo ocurre en los productos farináceos. No sólo se encarecieron los fideos sino que las principales fábricas también retocaron las galletitas (cerca de un 12%) siendo ésta una de las categorías que encabeza las remarcaciones. En lo que va del año, los ajustes acumulan el 40%.

"Se mezclan dos factores: el alza del precio de la harina en el plano internacional y la escalada del dólar a nivel local. Ambos se potenciaron", afirma a iProfesional el vocero de una de las fábricas que pelea por el liderazgo en este rubro.

 

Olor a estanflación

En este contexto, las expectativas de corto plazo se han derrumbado y son cada vez más los economistas que advierten por una "estanflación" (estancamiento de la actividad y alto índice de precios).

1.- Las principales consultoras de la City acaban de consignar (encuesta REM) que la economía entrará en recesión este segundo trimestre y que al menos continuará así hasta septiembre. En el mejor de los casos, proyectan un leve repunte para fin de año

2.- La clave de este alicaído escenario hay que buscarla en la contracción del consumo. Junto con ello, en la pérdida del poder de compra, que se notará más en los próximos meses. Según la consultora Eco Go, el salario real caerá cinco puntos este año.

3.- La consultora FyEConsult -dirigida por el economista Hernán Hirsch, destaca que ya en mayo se evidenció una caída del poder adquisitivo. Si bien es incipiente, lo destacable es que venía de una mejora de 5,9% en los últimos meses.

El Gobierno sabe de este complejo escenario. En virtud de ello, acaba de extender a 100 productos la lista de "Precios Cuidados", que ya suma 491.

No sólo eso. En la última nómina incorporó artículos de firmas y marcas de primera línea, como La Salteña y La Campagnola.

 

Las negociaciones Gobierno-empresas continuarán. En estricto secreto, la Secretaría de Comercio convoca a compañías de los distintos rubros para tratar de que trasladen lo menos posible la devaluación a precios.

Por lo bajo, los mismos empresarios comentan que el Gobierno se ha venido desentendiendo del origen de las remarcaciones. Y, a modo de ejemplo, uno de ellos comenta que en la reciente disparada del precio de los huevos (100% en apenas dos semanas), los funcionarios nunca se involucraron.

Parte de esa suba se debía a inversiones de los productores (compra de gallinas ponedoras). En otras ocasiones, se dio ayuda financiera para que no se trasladen como costos a los precios.

Pero fue lo que ocurrió, con el consiguiente golpe al bolsillo: el maple de huevos que rondaba los $50 ahora está en $100.

En el Ministerio de Producción tomaron nota de la aceleración inflacionaria y están en plena revisión de la estrategia.

La tarea es muy complicada. Los funcionarios lo saben. Por primera vez desde que Macri llegó a la Rosada, intuyen que se hace sumamente necesario tejer acuerdos con el sector privado.



 

Fuente: iProfesional

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