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27/07/2018

Las bodegas vendieron 17 millones de litros menos en el primer semestre

El sector vitivinícola sigue mostrando el impacto negativo por la caída consumo interno. En junio, los despachos a la plaza doméstica cayeron 9%. La suba del dólar no se tradujo aún en una mejora de las exportaciones.

 

En un contexto en el que el consumo en general sufre por la pérdida de poder adquisitivo debido a la aceleración del índice de precios, la industria vitivinícola no es la excepción.

El sector continúa mostrando cifras negativas y los datos correspondientes a junio ratifican que 2018 se presenta muy difícil en términos de comercialización en el mercado interno.

Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), los despachos para consumo doméstico totalizaron en junio 773.500 hectolitros, lo que implicó una fuerte caída del 9% en términos de volumen frente a igual mes de 2017.

Así las cosas, el sector cerró el primer semestre con una fuerte contracción del 4,2%. En términos de volumen, esto implica que las bodegas dejaron de comercializar 17,5 millones de litros respecto a igual período de 2017.

Y, lo que más preocupa, sin que se vislumbre un cambio de tendencia.

Al trazar una radiografía sobre las categorías que más cayeron en junio, se observa que los espumantes se llevaron la peor parte: en total, se despacharon a la plaza doméstica casi 24.000 hectolitros, con un derrumbe del 30%.

Como contrapartida, tanto los vinos del segmento de más bajo precio –aquellos que no cuentan con mención varietal- como los varietales, sufrieron un desplome del 8% y 7,4%, respectivamente.

Al analizar el tipo de envase, está claro que el escenario de contracción del poder adquisitivo lo están sufriendo más los productos entry level, dado que la categoría tetrabrik experimentó una baja de casi 6% interanual en junio. En tanto que los vinos en damajuana cayeron más del 10%.

Ambos segmentos (con una mayor preponderancia del tetrabrik) explican prácticamente el 50% del mercado de consumo interno.

No casualmente, sus ventas son las más sensibles y las que más rápidamente reaccionan ante cualquier cambio en la economía, especialmente frente a variables como precios y  poder adquisitivo, así como también en función del comportamiento de uno de los grandes rivales: la cerveza.

A la hora de indagar en las razones que llevaron a que el consumo interno de vinos esté transitando un período de crisis, los expertos señalan como un factor clave el tema precios. 

Sergio Villanueva, presidente de la Unión Vitivinícola Argentina, destacó que "entre 2016 y 2017, la Argentina registró dos de las peores vendimias de los últimos 50 años".

Esto implicó un encarecimiento de la materia prima que, a su vez, terminó repercutiendo en el valor de venta al público.

"El precio es un factor determinante y esos dos años el vino quedó muy caro en relación con otras bebidas con alcohol. Y esto se sintió en los comercios y también en restaurantes. Este desequilibrio, por la variabilidad que tiene este sector, afectó a las bodegas", acotó.

 

Exportaciones, en baja

En paralelo, el salto del tipo de cambio todavía no se tradujo en una mejora de las exportaciones.

Según el INV, en junio los despachos al exterior totalizaron 154.180 hectolitros, lo que implicó un desplome superior al 13%.

Ninguna categoría salió airosa, dado que cayeron los vinos tranquilos sin mención varietal –con un preocupante derrumbe del 24%), los varietales y los espumosos.

En tanto, tomando el primer semestre, la baja acumulada ya alcanza el 5,7%.

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