Su calvario comenzó en 2005, cuando después de haber trabajado como peón de campo, carpintero y obrero de la construcción decidió probar suerte como apoyo terrestre en la fumigación área. "Nunca pensé que iban a descuidar tanto. Yo tenía que abrir los envases que dejaban al costado del avión, volcarlo en un tarro de 200 litros para mezclarlo con agua, y enviarlo al avión a través de una manguera", contó Fabián en una nota periodística.
"Era verano, trabajábamos en pata y sin remera, y comíamos sandwiches de miga debajo de la sombra del avión que era la única sombra que había en las pistas improvisadas en el medio del campo. La única instrucción que yo recibí fue hacerlo siempre en contra del viento, así los gases no me afectaban", había relatado.
A partir de ahí todo se vino abajo.
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Fabián pasó noches enteras leyendo en su computadora, buscando información sobre las enfermedades y si había tratamientos. Incansable en su búsqueda de legislación en otros países que pudiese aplicarse en Argentina.
Todos miraron para otro lado
En una de sus últimas entrevistas, en cuanto a la mirada política del flagelo de los agrotóxicos, Fabián fue muy tajante con el oficialismo y la oposición.
Por un lado remarcó que el Frente para la Victoria no hizo nada en 12 años, y que Cambiemos no lo está haciendo. “Todos los gobiernos han sido cómplices. Desde Menem, pasando por todos los Justicialistas y ahora Cambiemos. Todos reciben la plata de la soja”, concluyó.
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En mayo de este año, su esperanza de seguir peleando estaba intacta.
“Yo en este momento no necesito plata. Yo necesito vida. Mi vida no es de la mejor, ni de las más opulentas. Lo único que necesito es normalidad para poder salir a trabajar. Nunca acepté un solo peso aunque me han ofrecido mucho”, dijo Fabián.
Fuente: Noticiauno