“Uno tiene que tener un espacio de tranquilidad y reflexión para recuperar energías”. Así respondió Mauricio Macri cuando en una radio patagónica lo consultaron sobre sus prolongadas últimas vacaciones, que se extendieron desde el 22 de diciembre pasado hasta el 13 de enero en el exclusivo country Cumelén, en Villa la Angostura. Y fue por más. Dijo no entender a los que criticaban sus vacaciones.
Desde que llegó a la Rosada, el Presidente nunca hizo caso a las críticas y siguió adelante con sus planes de descanso, algunos de ellos sorpresivos. Algo parecido había hecho cuando era jefe de Gobierno. Su defensa es que tiene derecho al descanso como cualquier otro trabajador.
En medio de la crisis y con el calendario electoral cada vez más cerca, en los últimos cuatro meses Macri tuvo 32 días de descanso, entre vacaciones y fines de semana largos. Dos veces eligió el entorno cordillerano de la Patagonia, un par de veces fue a la residencia presidencial de Chapadmalal, y este fin de semana de Pascuas volvió a un exclusivo barrio cerrado en Alta Gracia, Córdoba.
El primer mandatario se refugió en el Country Club Cumelén, a cinco kilómetros de Villa la Angostura, para pasar las fiestas de fin de año y la primera quincena de enero. Desde allí mandó un saludo navideño vía Instagram “después de un año tan difícil como el que tuvimos” y salió a comprar conservas al pueblo. Mientras, Marcos Peña se convirtió en el piloto de la tormenta en Buenos Aires.
A su vuelta de su excursión patagónica, el Presidente tardó dos semanas en tomarse un nuevo descanso: viajó a Chapadmalal junto a su familia el último fin de semana de enero.
Dos semanas más tarde, volvió a elegir ese destino para celebrar en familia y en la intimidad su cumpleaños número 60. Su afición por el golf lo llevó a uno de los lugares más exclusivos del país. Macri llegó al Chapelco Golf & Resort, en San Martín de los Andes, para disfrutar de los cuatro feriados de Carnaval, un día después de su encendido discurso en la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso. Pero el mismo día que llegó, el 2 de marzo, se enteró de la muerte de su padre, Franco, y debió pegar la vuelta.
Su descanso pascual es en otro escenario conocido para el Presidente. Como ya lo hizo en dos oportunidades (en 2016 y 2017), el jueves llegó en helicóptero hasta la ciudad cordobesa de Alta Gracia para hospedarse en Potrerillo de Larreta, otro exclusivo complejo que cuenta con una cancha de golf de 18 hoyos.
Fuente: Perfil