En un concurso de antecedentes y oposición convocado por la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) para cubrir el cargo de director de Nivel Inicial de la Escuela Normal “José María Torres” de Paraná, el jurado emitió un dictamen que utiliza términos “discriminatorios” y “agraviantes” contra una de las aspirantes. Esto, como corolario de un trámite plagado de irregularidades, que terminó siendo “un traje a medida” de quien resultó finalmente propuesta para ocupar el cargo.
En un hecho que no registra precedentes en un ámbito académico, mucho menos universitario, el jurado integrado por Valeria Tirópolis (en representación del Equipo Directivo), María Elena Rougier y Mariana Scrinzi (Especialistas en Gestión), Viviana Martínez (en representación de la institución), y la estudiante Melisa Gauna, descalificó a la aspirante Nuria González, una docente con más de veinte años de trayectoria, por su supuesto “tono de voz incómodo”. Paralelamente, premiaron a la otra concursante –Ana Schaab-, a quien finalmente propusieron para ocupar el cargo, por su “virtud de humildad”.
Por las irregularidades detectadas, el proceso fue impugnado el día 2 de marzo por la docente Nuria González ante el Consejo Directivo de la Facultad, de la cual depende la Escuela José María Torres. González solicitó “la nulidad absoluta del concurso por ser manifiestamente arbitrario, contrario a derecho y violatorio de derechos constitucionales y supranacionales”.
Tal como surge del escrito de impugnación, el jurado, en lugar de detenerse a analizar –para luego poder evaluar- el proyecto educativo de gestión presentado por la docente, e incurriendo en groseras omisiones, no encontró mejor recurso que apelar al absurdo y discriminatorio argumento de un supuesto “tono de voz incómodo” para descalificar a la concursante.
Las devoluciones con respecto “al proyecto de gestión” fueron “acotadas, incompletas y subjetivas”, expresa la impugnación.
Textualmente, el dictamen al que tuvo acceso NOTICIAUNO consigna: “LA POSTULANTE (en referencia a González) DESARROLLA SU EXPOSICIÓN CON UNA INTENSIDAD ELEVADA EN SU VOZ, QUE POR MOMENTOS RESULTÓ INCÓMODA”.
Un juicio fuera de lugar y carente de toda lógica, absolutamente discriminatorio y violento, que fue adoptado por un jurado de concurso, en una universidad pública, como criterio de evaluación.
Sucedió en el marco del concurso convocado por la FHAyCS-UADER mediante Resolución Nº 1598/19 y su Rectificatoria 1649/19, sustanciado de acuerdo a la Resolución 1349/19 DEC el día 20 de febrero.
Abogados consultados por este medio coincidieron en alertar que “la referencia a una característica física de la aspirante resulta inaceptable en una universidad pública y representa un acto de total discriminación”.
Los profesionales agregaron que tales criterios de evaluación –totalmente subjetivos- “resultan inadmisibles en una casa de altos estudios que debería velar por el ejercicio pleno de derechos y la igualdad”.
Advirtieron que los representantes de la UADER “emitieron en su dictamen juicios de valor que violentan los derechos inherentes a una persona y que nada tienen que ver con los parámetros de evaluación pautados en la normativa vigente”.
Lo que hicieron las integrantes del jurado representa “una acción totalmente discriminatoria, violatoria del artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional”, que incorpora la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer”, añadieron.
La docente agraviada señala en su impugnación que “juzgar la voz como incómoda es descalificatorio, irrespetuoso, antiético y ofensivo hacia mi persona”.
Quien padeció este inexplicable acto de discriminación es una maestra destacada por sus intachables antecedentes, una experiencia en la Educación de más de veinte años, conceptos sobresalientes en su carrera docente, expositora en congresos nacionales e internacionales, coordinadora de talleres de Educación Sexual Integral, miembro del Consejo Académico Escolar, entre otros datos que surgen de su curriculum.
La UADER debe dar explicaciones.
Fuentes de la casa de altos estudios que conocen los pormenores del polémico concurso, contaron a NOTICIAUNO detalles del trámite que no dejan lugar a dudas: “todo estuvo direccionado”.
Por ejemplo, que una de las integrantes del jurado era “alumna” en otra carrera de quien resultó “ganadora”. Aunque en pos de la imparcialidad y transparencia del concurso debió haberse apartado, no lo hizo.
Comentaron que “le permitieron a la profesora Schaab (la concursante ganadora) ingresar a hacer su defensa ante el jurado con una carpeta de solapa transparente donde tenía todos sus apuntes, marcados con flúor rosado”, siendo permitido por reglamento solo una guía de exposición. Además, posteriormente ingresó al interrogatorio “provista de revistas y libros con sus publicaciones, ambas situaciones indebidas”.
“Le permitieron también que se extendiera en su tiempo de exposición por espacio de 40 minutos, siendo 20 minutos lo establecido en la norma legal”. “Tanto en la defensa del proyecto como en la entrevista excedió los 20 minutos reglamentariamente establecidos”.
“En cambio, la maestra González no pudo utilizar el material que había preparado para hacer su defensa ante el jurado, por falta de insumos en la facultad”. Sucedió que “la docente iba a realizar su exposición utilizando dos notebooks de última tecnología, de su propiedad, para lo cual requería un proyector compatible con dispositivos de última generación. Los requerimientos habían sido solicitados con antelación y por escrito por González, pese a lo cual no pudo contar con ellos. El proyector disponible (tecnológicamente obsoleto) no era apto para conectar sus dispositivos. Ante esa imposibilidad, la docente consultó si había una persona que hiciera soporte técnico y pudiera resolver la situación, a lo que le respondieron: “no hay nadie”. A raíz de esto, una de las integrantes del jurado le prestó su notebook del Plan Conectar Igualdad manifestándole a González: “esto pasa por tener notebook de primer nivel”. “De ese modo, la exposición del proyecto que estaba planeada para administrarse en alta calidad, tuvo que hacerse en una notebook de 8 pulgadas. Fue muy estresante esa situación”.
Vergonzoso.
“Se llegó al colmo de permitir la presencia en la sala de evaluación de dos personas, una empleada administrativa y la propia Jefa del Área concursos, sin que la concursante fuera informada acerca del rol que cumplían. ¿En qué carácter estaban presentes? ¿Como público? ¿En ejercicio de su función?
Lo cierto es que una de ellas, “mientras González exponía, la fotografiaba”, perpetrando de ese modo una maniobra de distracción deliberada y ex profeso, según aseguraron las fuentes a este medio.
“Una de esas personas que estaba observando la exposición de González salió de la sala y le informó a la otra concursante, que estaba afuera, cómo le estaba yendo a su competidora en la evaluación”.
Las mismas fuentes afirman con indignación que “hay testigos en la escuela a la que asisten las concursantes que pueden dar fe de que al día siguiente del concurso, conociendo ya el dictamen del jurado, la aspirante que resultó ganadora, dijo: ‘yo fui al concurso sabiendo que eran dos proyectos muy distintos’, ante lo cual las otras maestras presentes le preguntaron: “y vos como sabías?”. ¿Habría tenido acceso a información que sólo debía manejar el jurado de evaluación?
Esto sucedió en la universidad provincial, donde la lógica de la transparencia no tuvo lugar.
Fuente: NOTICIAUNO