El sábado, personal de Habilitaciones de la Municipalidad de Paraná clausuró un bar ubicado en la intersección de las calles Córdoba y Alameda de la Federación de la capital provincial luego de constatar el incumplimiento de los protocolos vigentes establecidos para la reapertura del sector gastronómico: ocupación del 30 por ciento de las mesas y cierre a las 19 horas.
Los inspectores certificaron que los dueños del bar violaron –holgadamente- el límite permitido de clientes en el interior del lugar (había más de un tercio de mesas ocupadas y más de 4 comensales por mesa), e incumplieron el horario tope de cierre, medidas que tratan de conciliar el cuidado de la salud con la rehabilitación de la economía local.
Además, hubo varias denuncias de vecinos por la presencia de un DJ en el exterior del local, que tampoco estaba autorizado por el Municipio.
El concejal Maximiliano Rodríguez Paulín (PRO), que estaba en el lugar junto a varias personas más –todos sentados consumiendo ya en horario prohibido- intentó evitar el operativo menospreciando los protocolos sanitarios.
Sin guardar la compostura que se espera de un concejal electo, Paulín no sólo destrató a los inspectores que hacían su trabajo, sino que hasta llamó por teléfono e increpó a un funcionario municipal, delante de todos los clientes del bar, y a los gritos le recriminó la decisión de hacer cumplir las normas que se dictaron para preservar la salud de los paranaenses.
No es la primera vez que el concejal macrista se mueve al filo de la ley. Hace poco, también avaló con mensajes de apoyo que difundió en redes sociales un hecho expresamente prohibido para prevenir la expansión de contagios en medio de la pandemia.
Como contó Noticiauno, el edil que trabaja para el exconcejal Emanuel Gainza había apoyado una reunión de amigos prohibida, en la que, como agravante, habían asistido jóvenes provenientes de Buenos Aires sin cumplir el aislamiento obligatorio.
Pero este sábado Paulín fue más allá, e intentó hacer valer su poder de concejal para impedir el trabajo de los inspectores que debían clausurar el bar luego de constatar las irregularidades.
Delante de todos los presentes, Paulín les dijo a los inspectores con ostensible prepotencia que se limitaran a labrar un acta e intentó exigirles que dejaran el bar abierto, pese a las irregularidades de las que el mismo Paulín estaba siendo parte.
Ante la negativa de los inspectores que actuaban en cumplimiento de sus deberes municipales, Paulín se atrevió a dar un paso más y llamó telefónicamente al secretario Legal y Administrativo de la Municipalidad, Pablo Testa, a quien le recriminó a los gritos la decisión de los inspectores.
Fuentes que observaron “el acting” de Paulín, interpretaron que el edil macrista “aprovechó la ocasión para hacer política”. Es que “tomó su celular para que todos escucharan sus consignas políticas, como cuando dijo al funcionario con el que hablaba que con estas medidas el intendente (Bahl) iba a fundir a los bares”.
Lo cierto es que Paulín no tuvo suerte ni eco. El secretario Legal Testa respaldó el accionar de los inspectores y le pidió al concejal del PRO que aprendiera a respetar las normas.
Enfurecido por el mal desenlace de su acting, Paulín cortó el teléfono y debió retirarse del bar cuando cerró sus puertas. Más tarde del horario permitido.
Fuente: Noticiauno
