Por JORGE TEMPORETTI
La disputa interimperialista incide de modo decisivo en la política de Latinoamérica desde el inicio de sus organizaciones como Estado. Con distintos actores, con distintas potencias imperialistas disputando la hegemonía, España, Francia, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, Imperialismos menores como Italia, Japón, en los 70 los rusos con la aún URSS y actualmente China, han sido protagonistas de una permanente injerencia en nuestro Estado que no llegó nunca a ser soberano.
Esas potencias en los distintos momentos históricos dividieron aguas para asegurar su hegemonía y/o avanzar en la disputa, en muchas oportunidades. En el 30, personalistas y antipersonalistas, en el 46, Braden o Perón, en el 55, el terrorismo de la Libertadora, proscripciones, dictaduras con diferentes hegemonías, ingleses con Rojas, yanquis con Onganía, rusos con Lanusse, y de nuevo, rusos con Videla-Viola. Los cambios en el mundo han hecho retroceder a la potencia que fue la URSS en su etapa imperialista y ha aparecido, con enorme capacidad de producción, en un proceso nuevo, el imperialismo Chino, al cual se le han hecho serias concesiones. Tienen base militar y el Estado chino maneja uno de los más importantes puertos graneleros de nuestro país, entre otras.
Reseño solo algunos hechos destacados para significar la disputa permanente, la injerencia y los cambios, no siempre comprendidos.
Las burguesías intermediarias que en los distintos momentos operaron internamente con uno u otro imperialismo los consideran necesarios para sus privilegios. Por eso no dejamos de ser un país primitivo en la producción. Los modestos atisbos de autonomía provocados en el período de postguerras, con Yrigoyen y luego con Perón, fueron ferozmente atacados por las potencias y sus siervos que defienden que seamos una perla de sus coronas, como explícitamente definió Roca en el acuerdo con Runciman durante la década infame.
En este marco histórico, que también padece el resto de nuestra américa morena, aunque no de un modo tan ostensible, se dio el golpe del 76, en plena disputa por la hegemonía yanqui soviética. Previamente, el 11 de septiembre de 1973, los yanquis, ante el avance ruso en esta región (en Argentina se hicieron los negocios de Aluar y Papel Prensa con testaferros de esa potencia) contestan con un brutal golpe de estado al gobierno de Salvador Allende. Era también la respuesta a la inexorable certeza del triunfo de la fórmula Perón-Perón que se produjo unos días después, con más del 61% de los votos. Inmediatamente, por otro lado, los sectores pro-rusos golpean a Perón con el asesinato de Rucci, con grupos armados que habían participado a principios de ese año en el denominado “Operativo Dorrego” con el ejército en ese momento encabezado en ese operativo por -el después General- Harguindeguy.
Luego de distintos procesos, con la denominación de “liberales”, tuvimos en Argentina gobiernos como el de Menem, De la Rúa y Macri que destrozaron toda la actividad económica nacional, extranjerizaron las empresas nacionales y endeudaron de un modo salvaje para saquear el país como no hay otro caso, particularmente patente en los créditos otorgados por Legardé a través del FMI en violación de todas la normas que rigen ese organismo financiero.
Pese a esa orgía de dinero que se atribuye a nuestro país y que ni siquiera ingresa, el imperialismo representado por Macri pierde las Paso en agosto. Incendia la economía con un desprecio brutal y, maniobrando, logra cierto grado de recomposición en las elecciones donde pierde definitivamente.
El marco latinoamericano, es de crecimiento de las corrientes pro-yanquis: Piñera en Chile, Bolsonaro en Brasil, Lacalle Pou ahora en Uruguay (en el 73 había dictaduras en Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay), Sin embargo, el pueblo argentino, con limitaciones, busca un camino, una esperanza, y lo hace a través de la fórmula Fernández - Fernández (paradoja de la historia, se dan los mismos apellidos), que gana las elecciones. Y proyecta algunos atisbos de dignidad, por ejemplo, cortando el salvaje endeudamiento cómplice del FMI y el macrismo y comienza a instrumentar una serie de medidas para intentar reactivar la economía, lo que se alcanza a apreciar en el turismo. Surge entonces el problema del Covid 19, con medidas excepcionales que generan un enorme deterioro económico y un confinamiento prolongado. En una más que dudosa serie de “protestas” se da un sangriento golpe de estado en la Bolivia de Evo Morales, que dictaba una conducta política nacional con los recursos naturales de su patria. El matón del barrio, muestra, como en Chile 1973, que no va a permitir naciones soberanas y que no va a ceder al avance avasallador del imperialismo Chino sin lucha. Y lo hace a su manera, con el terrorismo y el golpismo.
Los mensajes en las protestas convocadas por Cambiemos contra el gobierno nacional
Entonces, no tan llamativamente, en medio de una pandemia mundial inédita, cuando EEUU tiene 175.000 muertos por la misma, mientras Argentina, con un aislamiento prolongado y difícil, en condiciones de desastre económico dejado por el macrismo, con un sistema de salud destruido, acá aparecen movilizaciones y “reclamos” por libertad, por la propiedad privada (defender el saqueo de Vicentin es de un nivel canallesco difícil de superar), contra el impuesto a las grandes fortunas, ahora contra la reforma judicial, que supone un intento por eliminar la “mesa judicial” donde se arreglan los principales juicios que hay en el país. Violando y alentando a romper la cuarentena, con resultados devastadores en cantidad de contagios.
"Infectadura, gobierno de mierda, patria o mafia", mensajes en plena movilización del 17A
Tras el disfraz de “reclamos del pueblo” o de algunos sectores, en realidad, se introducen las proclamas golpistas que han enunciado Carrió, la presidente del Pro y ex montonera Patricia Bullrich y que se han graficado de modo brutal en distintos actos en esas manifestaciones, como el llamado a fusilar en Neuquén, la horca para Fernández (unos amigos te han preparado un regalito), declaraciones en las marchas de “somos golpistas, pero de la democracia” (el tirano prófugo), en Crespo (Entre Ríos) explícitamente escrito por varios “si este gobierno tiene vergüenza se tiene que ir” y el trasfondo de que el ex presidente, de hecho prófugo y con más de 300 causas judiciales, opera con la más absoluta impunidad desde Saint Tropez, burlándose de propios y extraños mostrando una opulencia que debiera ofender a quienes son sus seguidores.
Una horca en plena Capital Federal (movilización contra el gobierno organizada por Cambiemos)
El principal problema político de Argentina hoy es que la oligarquía ha puesto en marcha la máquina golpista para lo cual recurre a diferentes operaciones para deslegitimar el actual gobierno de Alberto Fernández, que, en una situación muy compleja, tiene enormes limitaciones para responder.
Fernández ha ratificado con un “los que gritan no nos van a hacer cambiar de rumbo” una decisión política de impulsar medidas nacionales y populares. La expresión obliga recordar aquella de “pese a esos imberbes que gritan”.
Si el gobierno y quienes nos oponemos a un nuevo golpe de Estado no logramos vertebrar una política nacional a fondo y una denuncia de todas y cada una de las maniobras, no como acciones respecto de la pandemia, cuestiones judiciales, la deuda, etc., sino como una política de los sectores oligárquicos y reaccionarios orientada hacia un nuevo golpe de Estado que conculque una vez más los tenues avances y mejoras para el pueblo, vamos a quedar como en 1975, de lo que Jorge Bergoglio, en su libro El Jesuita, reconoce que “la única fuerza que se pronunció contra el golpe de Estado fue el partido Comunista Revolucionario”. Y lo van a volver a hacer.
* Jorge Temporetti - Contador Público (UBA). Productor agropecuario entrerriano.
Fuente: NOTICIAUNO
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