El proceso de designación de espacios públicos es, en sí mismo, pedagógico.
Es una oportunidad de enseñanza – aprendizaje donde la sociedad y sus representantes políticos identifican valores y principios comunes.
Nombrar una calle implica establecer un punto de referencia que nos permita recordar como comunidad a aquellas personas que por su conducta o desempeño nos hagan sentir reflejados y merezcan ser honrados.
Designar un espacio público -como una avenida- es en definitiva un acto educativo.
Un homenaje que, como tal, necesita razonarse con cierta perspectiva. Para determinar en definitiva si quien va a ser homenajeado es merecedor de una decisión de esa naturaleza.
En momentos donde reina la confusión, en una coyuntura electoral (cuando se exacerban intereses y oportunismos), no pareciera ser el tiempo más adecuado para calificar -designando calles con su nombre- a una figura tan política como polémica, como la del exintendente Sergio Varisco.
Diez días después de las PASO, el Poder Ejecutivo Municipal de Paraná envió un proyecto de ordenanza para que el Concejo Deliberante designe a un tramo de la Circunvalación norte con el nombre del exintendente radical.
Hay una sociedad que se encuentra en estado de confusión, que no percibe orden ni claridad, a la que le resulta difícil saber cuál es la verdad de las cosas.
En gran medida esto se debe a que en 40 años de democracia la dirigencia política no ha sido capaz de delinear un proyecto mínimo que oriente las acciones.
La política no sabe o no puede delimitar con claridad lo que está bien y lo que está mal. No ha logrado trazar mínimos principios éticos insoslayables que guíen el camino hacia un futuro mejor.
Esto es un ejemplo de ello.
Nombrar una calle es un acto pedagógico y esta iniciativa, confunde.
Sergio Varisco era un político “de raza”.
Tan cierto como que fue el primer intendente de Paraná que recibió una condena de seis años y seis meses de prisión por haber sido partícipe necesario penalmente responsable del delito de comercialización de estupefacientes agravado.
La investigación judicial y el posterior fallo del Tribunal Oral Federal de Paraná -confirmado por unanimidad por la Sala IV de la Cámara Federal de Casación- evidenció que Varisco formó parte de “la organización criminal más importante” que se había juzgado hasta ese momento, en la que había “funcionarios municipales involucrados”.
La Justicia acreditó y sancionó que la campaña electoral de Sergio Varisco en la que logró obtener el cargo de intendente de Paraná en 2015, fue financiada con dinero del narcotráfico.
Se acreditó que Varisco, junto a funcionarios de alto rango del Municipio, permitieron y colaboraron para que un clan narco pudiera continuar con la comercialización de estupefacientes en Paraná. Incluso se permitió el manejo irrestricto de la Unidad Municipal N°2 de Paraná para seguir con la cadena de tráfico de drogas.
Esa es la verdad.
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La iniciativa enviada al Concejo Deliberante, de autoría del intendente Adán Bahl, entre sus fundamentos expresa que Varisco: “siempre tuvo una vida ligada a la política entrerriana … fue un defensor acérrimo de las banderas de la Unión Cívica Radical … por el voto popular logró acceder en dos oportunidades a la intendencia de Paraná … y fue elegido diputado nacional.. fue una persona destacada en la política local.. es por eso que se propone designar con su nombre al tramo de autovía circunvalar norte entre Avenida Almafuerte y Avenida Don Bosco”.
La designación de la avenida con el nombre de Varisco “resulta un merecido reconocimiento”, agrega el proyecto que, desde luego, omite cualquier referencia a la responsabilidad del exintendente, que transformó el gobierno local en un “narcomunicipio”, según la Justicia.
Una propuesta de esta naturaleza, en medio de una campaña electoral, además de generar confusión, abre varios interrogantes.
Fundamentalmente porque quien la promueve es el intendente, Adán Bahl, hoy candidato a gobernador, quien padeció en carne propia los estragos que la lógica del “narcomunicipio” hizo en el Estado municipal. Su ordenamiento le insumió por lo menos medio mandato.
¿Debemos como sociedad “reconocer” a un exintendente “condenado por narcotráfico”, dedicándole un tramo de una avenida?
¿No se desdibuja con esta iniciativa el contundente mensaje que pronunció la Justicia cuando condenó a más de seis años de prisión a Sergio Varisco?
¿Qué valores y principios “comunes” a la sociedad y a sus representantes aporta este proyecto?
¿Cuál es el mensaje que la dirigencia política quiere darle a la sociedad paranaense?
¿Cuál es el riesgo que conlleva este mensaje?
¿Es una amnistía electoral?
Los ciudadanos de Paraná han soportado (con sus tributos), que el exintendente a quien se pretende “reconocer” entregara unidades municipales en un toma y daca con narcos, para retribuir (con dineros públicos) el financiamiento de su campaña electoral.
Ese fue el mensaje que la Justicia le dio a los paranaenses.
Esta iniciativa confunde.
Otros municipios de la Argentina obligan a respetar un plazo mínimo, de varios años, desde que la persona -con cuyo nombre se propone designar un espacio público- muere.
Es para tener cierta perspectiva, para tomar dimensión, antes de homenajearla con un espacio público que pertenece a toda la comunidad.
Fuente: Noticiauno